Sacudió todo. Salió a la arena pública a patear el tablero y gritar a los cuatros vientos una montaña de secretos familiares, para construir una guerra mediática contra su padre. Así vivió Morena Rial las últimas semanas, en la que alimentó uno de los mayores escándalos de la farándula.
La influencer recorrió decenas de estudios de televisión con la intencionalidad de narrar sus padecimientos, así como para sacar a la luz comportamientos de Jorge Rial que nadie imaginaba e incluso se refirió a su proceso propio de adopción poco claro. Más sus visitas a un pai umbanda, claro.
En todo ese raid, la lupa se maximizó en su figura, en cada movimiento, cualquier detalle de su cotidianidad se tornó en un hecho noticioso, como el accidente que protagonizó en la autopista Panamericana y ni hablar del robo a Mónica Farro que ejecutó su amiga en LAM.
Todo, absolutamente todo lo que rodea a Morena es plausible de despertar interés. Por eso en la dinámica de Instagram de activar el feedback con sus seguidores, la influencer recibió una consulta muy íntima, que refiere a su plano más privado: “¿Última vez que…?”.
Sobre esa arista tan especial, Rial no dudó en explicar hace cuánto que no disfruta de un trance de pasión: “La verdad es que me gustaría decirte que la semana pasada, que hace dos días o tres, pero yo creo que desde marzo; pasa que cuando queres a una persona pasan estas cosas. Escapan los hombres”.
Además, la hija de Jorge Rial también reconoció que se sumará a la plataforma digital de venta de contenidos subidos de tono y narró: “Hace un ratito se fue mi amiga, me contó y explicó todo. Así que supongo que en estos días lo vamos a activar”. Y advirtió: “Para los haters que tienen ganas de bardear, se lo pueden meter por el culo y si van a querer entrar a chusmear me van a tener que pagar”.