Por decantación, casi como un efecto cascada, la fama le golpeó las puertas en una edad muy temprana. Luego encontró la pasión en ese universo y ahí se desarrolló, aunque Juana Viale siempre procuró aclarar que no le agradaban algunas secuelas.
La nieta de Mirtha Legrand ha protagonizado diversos episodios peculiares, principalmente con la prensa, en esas épocas en las que fue objetivo de averiguaciones y largas coberturas para ahondar en romances. Esos tiempos lucen lejanos, aunque mantienen una raíz.
La famosa acaba de brindar una entrevista a La divina noche, un ciclo que se emite por El Nueve, en la que especificó que todavía siente cierta inseguridad al prenderse las cámaras de un estudio de televisión. Ahí mismo también se refirió a ciertos comportamientos que experimenta en la vía pública.
Respecto a esa determinación de meterse en la industria del espectáculo, Juanita contó llamativamente: “Empecé a trabajar a los 20, en mi familia todos estaban en el medio desde siempre y yo no quería saber nada…a mí no me gustaba, soy una persona tímida y no me gusta exponerme; el medio me dio mucho, aprendi mucho, aprendí a llevar la profesión”.
En cuanto a los avatares que conlleva la fama, esa circunstancia de ser una persona pública y el afán de los espectadores de solicitarle una foto o un mensaje en la calle, Viale confesó un trauma que padece en ocasiones, cuando se niega a frenar su trajín.
Así, Juanita reconoció los improperios que le destinan algunas personas en el contacto diario: “Me cuesta cuando estoy con mis hijos, cuando una persona que me viene a pedir una foto, les digo que entiendan que no es mala onda, sino que estoy con ellos, a veces resulta y a veces me dicen de todo”.