Avanza Gran Hermano y los 21 participantes empiezan a abrirse cada vez más y a desplegar sus historias de vida. Entre ellas, la de Lucía Maidana, la joven salteña de 22 años que ya en su presentación había contado que proviene de una familia ultra religiosa.
El problema para estos padres, que son parte de la tradición más cerrada y rancia de Salta, es que Lucía es lesbiana y hace cuatro años que está de novia con Virginia. El padre, especialmente, desaprueba la relación, no deja entrar a la chica a su casa y hasta intentó “reconvertir” a Lucía.
Así lo contó la participante a sus compañeros, a quienes horrorizó con detalles medievales de parte de la sociedad salteña en la que nació. Por empezar, Virginia tiene vedada la entrada a su hogar, aunque Lucía contó que a la casa de su abuela o su tío, sí va.
“Si mi papá la ve, la mata. Mi papá la enfrentó a mi novia y ella se le plantó, es como plantársele a un militar”, aseguró Maidana, y luego les preguntó: “¿Sabían que hay centros de conversiones?”. Ante la ignorancia de los hermanitos, ella les explicó que aún funcionan esos lugares de terror.
EL MÉTODO DE TERROR CON EL QUE LA FAMILIA DE LUCÍA MAIDANA QUISO "CURARLA"
“Te convierten en heterosexual”, dijo y agregó que casi cae en manos de uno de esos establecimientos: “A mí me quisieron mandar con una psicóloga de España que ´te curaba´. Me dijeron con electroshocks y esas cosas…”.
Para cerrar, Lucía Maidana contó que su familia pertenece a un club de élite que sólo admite hombres en donde, a los 15 años, las chicas son invitadas por un chico. “Se llama ´el baile de las jovencitas´y se hace para que conozcas a tu futura pareja”, indicó.
