Se conocieron hace cuatro años en una fiesta de disfraces y desde entonces le sacan el jugo a este amor sin esconderse detrás de un disfraz. María del Cerro (34) y Jaime Meme Bouquet (34) afianzan el amor mostrándose tal cual son. Apuestan a la espontaneidad, a vivir sin seguir mandatos, pero sin descuidar la familia que formaron con la llegada de Mila (3). Justamente, con la pequeña, la palabra “colecho” se volvió una de las más utilizadas por ellos. Cuentan que disfrutan de dormir con la pequeña y que ya tienen un plan armado para todas las noches.
Nada de seguir mandatos o libros de maternidad y crianza. A la nena le gusta mirar una película y que luego su papá le cuente un cuento, recién ahí se duerme. “Dormimos los tres juntos, ya estamos acostumbrados. Incluso, muchas veces se suma Rudo, nuestro perro. El único momento en el que no dormimos juntos es cuando Meme vuelve tarde de trabajar, porque yo tengo el sueño muy liviano, entonces directamente se va al otro cuarto”.
Así como son para dormir, por ejemplo, se manejan en la vida. En patota, la familia Bouquet se mueve para todos lados sin despegarse un instante. En estas vacaciones de invierno lograron cumplir un sueño que no habían podido realizar por la edad de la más pequeña del clan.
A descansar. Mientras la mayoría de los famosos de nuestra farándula elige Miami o el verano europeo para descansar y escaparse del frío, otros buscan lo contrario. En el caso de Mery y su familia, prefirieron quedarse en el país y hacerles frente a las temperaturas bajo cero de Villa La Angostura.
“Queríamos que Mila conozca la nieve. Volvimos después de unos años, porque no la queríamos traer tan chiquita, y todo está tan igual que impresiona”, contó la modelo. Ya con los problemas climáticos que obligaron al cierre de rutas y cortes de luz en el pasado, los chicos disfrutan de todas las actividades que ofrece esta época del año. Con el color blanco predominando en el paisaje, abrigados para la ocasión, aprovecharon las pistas para esquiar y hasta Mila tomó sus primeras clases de esquí en la escuelita.
“Arrancó un poquito cabroncita con las clases, pero ya se alineó”, contó del Cerro con humor desde el cerro Bayo. Parece que la nena no quería hacer caso a los instructores y sólo quería tocar la nieve. Se hospedaron en La Escondida y desde allí salieron a hacer todas las actividades. Por supuesto, el chocolate caliente después de un día agitado, a puro disfrute, se volvió la bebida por excelencia. “Disfrutar de esta maravilla no tiene nombre. No hay frío que te aleje de un lugar tan encantador como es este”.
