El aislamiento posee sus contraindicaciones, sus bemoles oscuros, más allá de la fascinación por alcanzar la fama, por formar parte del reality de mayor impacto y audiencia de la televisión argentina. Así lo padece en carne propia, y con enorme dolor, Darío.
Uno de los cinco nuevos integrantes, que la producción embutió de prepo y de un saque hace unas semanas en Gran Hermano, se quebró anímicamente. No soportó una cuestión fundamental de la vida cotidiana, principalmente para aquellos que son padres.
En una charla con Manzana, y Rosina, en el jardín de la casa más conocida del país, el concursante abrió las puertas de sus cavilaciones y reconoció a viva voz que padece enormemente la lejanía y principalmente el contacto cero de sus cuatro hijos, nada más y nada menos.
De ese modo, Darío admitió con sinceridad: “Soy un tipo muy controlador y eso me afecta más que extrañarlos”. El cantante tucumano procuró calmar su alma y le transmitió que sus familiares seguramente sientan orgullo inmenso por esta experiencia.
DARÍO LLORÓ EN GRAN HERMANO POR SUS HIJOS
Empero, el hombre de La Plata profundizó: “El problema lo tengo yo por no saber nada”. Y después añadió una reflexión de la enorme diferencia con cualquier otro escenario: “Me puedo ir cuarenta días de vacaciones pero al menos tengo un celular. El control no lo perdés”.
Con un lenguaje corporal de angustia, Darío trató de desdramatizar y reflexionó: “Seguramente me voy a cag... de la risa de esto que pasa, pero los extraño”. De esta manera, el platense se refirió a las dos mujeres y dos varones que trajo a este universo con su esposa, con la que se casó hace treinta y dos años.