A esta altura del partido, creer que a Wanda Nara (32) la vida la ha premiado exclusivamente con lo material podría conducir hacia una visión parcializada de la realidad. La rubia transitó su infancia en la casa de sus abuelos, a media cuadra del cementerio de Boulogne, y hoy es parte activa de un patrimonio literalmente millonario, compuesto por propiedades, autos de alta gama y, por supuesto, una incalculable cantidad de cash. Sin dudas, todo le ha salido bien.
O, al menos, los resultados que imaginó cuando decidió acercarse al mundo del fútbol y establecer vínculos lejos de su barrio fueron los que alguna vez soñó. Siendo muy joven alguien la relacionó nada más ni nada menos que con Diego Armando Maradona, incluso documentando su afirmación con una imagen en la que Wanda, saliendo de una pileta, aparecía caminando en toples y llevando puesto un calzoncillo que aparentemente pertenecía al mismísimo Diez.
En su afán de obtener la diplomatura botinera, Wanda había dado un paso enorme, ya que transcurrían épocas en las que Diego Maradona, más allá de ser popular a cualquier hora y en cualquier parte del mundo, era noticia periódicamente por sus salidas nocturnas y por sus fiestas privadas con mujeres del ambiente.
Era como que Wanda había llegado a la cúspide; por ende, ya estaba en condiciones de proponerse seducir al jugador que quisiera.
En eso, Maximiliano López (35) se cruzó en su camino. Delantero con pasado en River y con una fugaz experiencia en el Barcelona, fachero y en crecimiento, el atacante cayó rendido a sus pies. Tras algunos encuentros a escondidas, se enamoraron y finalmente ocurrió algo impensado: se casaron. Con respecto a esta boda tan sorpresiva, las opiniones estuvieron divididas.
Para el entorno más cercano a la pareja, haber decidido ponerse las alianzas representaba el reflejo del amor más puro y sincero que los unía; para los malpensados de siempre, había sido una exigencia de Wanda a fin de alejar a Maxi del círculo mujeriego del fútbol y, de paso, empezar a ser legalmente partícipe de su capital.
En el supuesto caso de que esta segunda opción haya sido la que realmente motorizó la formalización del romance ante la ley y ante Dios, es evidente que Wanda ya desde jovencita tenía las cosas muy claras. O tal vez alguien que la asesoraba, por qué no. Lo cierto es que con la firma de los papeles, Wanda dio vuelta una página: dejó atrás su pasado inmediato de limitaciones económicas y comenzó a tomarles el gustito a los lujos.
Que quede claro: al margen de su astucia para discernir perfectamente lo que le conviene o no, Wanda le dio tres hijos a López, demostrando que, más allá de sus ambiciones personales, se tomó muy seriamente su relación con el delantero y que, independientemente de la importancia de su dinero, evidentemente lo amó.
De ese amor nacieron Valentino (10), Constantino (8) y Benedicto (7), quienes actualmente, por esas vueltas de la vida, se encuentran en el medio del conflicto entre sus padres, que se separaron en 2013 y desde entonces viven como perro y gato. Se oyeron miles de versiones acerca de las causas del divorcio, pero las más insistentes tuvieron que ver con la irrupción de Mauro Icardi (26) en el corazón de Wanda, cuando la rubia todavía ¿no le había puesto? punto final a su convivencia con López.
Icardi visitaba su casa porque era amigo de Maxi, y supuestamente allí hubo flechazo. Y ambos provocaron un gran asombro cuando más adelante oficializaron su noviazgo. Pese a todo –pues las críticas y los cuestionamientos apuntaron crudamente hacia ellos, acusándolos de haber traicionado a Maxi–, siguieron adelante.
Convencidos de lo que pretendían: armar una familia. Y, a diferencia de muchas otras mujeres que tras una experiencia frustrante prefieren no volver a los papeles, Wanda se casó de nuevo y posteriormente fue mamá dos veces más.
Tuvo a Francesca (4) y a Isabella (2), sus primeras dos princesas luego de tres varones. La información que viene circulando en las últimas horas indica que su usina reproductiva no quedará ahí. Es más, recientemente una foto publicada en las redes sociales da indicios bastante concretos para pensar que Wanda está esperando a su sexto hijo. Sí, una imagen con el abdomen al descubierto y bastante crecidito.
Y aunque la abogada Ana Rosenfeld, quien representa a Wanda en su batalla legal contra Maxi, dijo que la rubia le pidió que desmintiera la noticia, los rumores crecieron y el misterio y la pregunta se instalaron: ¿está embarazada Wanda?
De ser así, ya no habrá vuelta que darle. “Entendí lo que realmente cuenta en la vida, por eso entendí que soy tan afortunada. Los hijos , el amor, la felicidad de ellos y nada más . Buen domingo”, confesó.
A Wanda el destino no solamente la premió con lo material. La bendijo además con el vigor y la salud necesarios para poder dar vida. No hay yates ni mansiones que se puedan comparar con eso.