La llamativa y polémica separación entre Emilia Attias y el Turco Naim continúa desprendiendo temas, que todavía están en suspenso, mientras la espuma empieza a bajar sobre un conflicto que se llevó el centro de la escena en los últimos días.
Tras la confirmación pública del distanciamiento por parte de los protagonistas, el ex Showmatch decidió descomprimir y buscar tranquilidad en la localidad de Montañita, en Ecuador, mientras en estas latitudes todavía se barajan versiones sobre la crisis.
Desde los medios, principalmente desde LAM, hablaron de celos por parte del comediante y un posible engaño cruzado. Con la actriz involucrada con Nicolás Francella y el Turco junto a la conductora de Intrusos, Flor de la V.
Lo cierto es que los papás de la pequeña Gina, echaron por tierra esas versiones y pidieron un poco de cautela al referirse de esos temas, por involucrar a terceros y, principalmente, por haber una menor en medio de un conflicto familiar.
Al margen de las responsabilidades que pesan contra cada uno de ellos, otro tema a definir son los negocios que involucran a la ex pareja, que cuentan con tres emprendimientos en conjunto. “Por estas cosas todavía no empezaron el divorcio. Quieren que todo sea prolijo”, dijeron en América.
En ese sentido, el Turco Naim y Emilia Attias se sumergieron en el mundo de la gastronomía, con algunos bares. La taberna “Poe” fue la primera en 2013, para luego incursionar con la pizzería “Cadillach” y el bar “Corazón Delator”.
Naim había detallado hace un tiempo: “Tengo tres bares, uno muy grande que se llama Cadillach, es una pizzería, una planta cultural con cervecería artesanal. Después tengo Poe, que es un clásico de hace muchos años,y tengo otro que es Corazón Delator”.
“Todos los bares funcionan después de las seis de la tarde y cada uno tiene su impronta. Son divertidos y va bastante gente joven. Está bueno porque uno está en contacto con la gente”, completó el humorista.
Al margen del escándalo que nació tras las versiones sobre la separación, Emilia y el Turco tendrán que afinar el lápiz a la hora de hacer los números y dividir los bienes, luego de que la historia de amor, con 20 años de antigüedad, encontró su final.