Parece la versión argentina y milenial de Top Gun: como si fuera una suerte de Tom Cruise criado a base de mate, bizcochos y chori con chimichurri, Rolando Barbano se baja de su moto, se quita el casco, lo pone adentro del brazo, se acomoda un poco el pelo y se prende un pucho. Da una pitada, dos, camina tres o cuatro pasos y suelta finalmente sus primeras palabras. Pero no le habla a Kelly McGills, aquella rubia con la que soñaron todos los adolescentes ochentosos. Charla con Ale Castello, el notero de LAM.
Las preguntas van y vienen siempre rondando el mismo asunto: su explosivo y escandaloso romance con Marina Calabró. Por más que se toquen otros temas, por más que se de vuelta alrededor de otras instancias, el fondo de la cuestión, el verdadero interés, es ese: qué pasó con la periodista más comentada del momento. Por qué se dejaron, si la distancia es definitiva, si ella se fue del programa de Lanata porque ya no aguanta estar al lado de él y no poder disfrutarlo porque se le escapan por los poros las ganas de abrazarlo. No poder hacerlo y quedarse con ese entripado le duele en el alma y le perfora la autoestima.
Lo que dijo Barbano es más o menos conocido. O más o menos lo que ya le contó a todo el mundo. Hay que reconocerle la regularidad y la consistencia de sus palabras. Pero en el medio de ese discurso tan homogéneo, un análisis primario alcanza para advertir un par de críticas hacía su ex. Dos palitos muy claros y muy concretos hacia algunas actitudes de Marina que evidentemente no le gustaron. Rolando, se ve, quiso ser discreto y ella, mediática y efervescente, largó prenda antes de tiempo.
"Cuando Marina me contó que se quería ir del prgrama y que lo tenía decidido, en marzo, el 19 de marzo, nosotros éramos novios. Y lo que hablamos cuando estuvimos juntos, por lo menos de mi lado, queda entre nosotros, queda en nuestra intimidad" tiró "Rolo", marcando una evidente disidencia con lo que hizo Marina, que sí ventiló intimidades de la relación en sus frecuentes contactos con la prensa chimentera. Marina tiene mucha más exposición que Barbano. Por ejemplo, encabeza un pase radial con Yanina Latorre, nada más y nada menos. Imposible que no contara nada con semejante interlocutora. Otra vez: ese "por lo menos de mi lado" dicho en voz muy bajita está gritando en realidad que del otro lado Marina hizo otra cosa.
LOS PALAZOS DE ROLANDO BARBANO A MARINA CALABRO
El humo sigue presente en la entrevista, pero no son las palabras que verbaliza el mejor periodista de policiales de la televisión argentina, el más ilustrado, el que mejor cuenta esas historias que involucran a sanguimarios criminales con víctimas en general inocentes. La otra crítica encubierta para ella llegó al hablar del final de la relación. "El noviazgo está terminado. Cuando ustedes se enteraron había terminado 24 horas después. Yo no tengo nada que reprocharme" soltó como si nada como cuando Lio Messi tira una de esas fintas inexplicables. ¿Qué quiso decir con eso de "se enteraron 24 horas después cuando ella se lo dijo a Yanina Latorre"? Que probablemente el acuerdo era otro, era no decir nada por un tiempo pero Marina no se aguantó y lo dijo, como no se aguantó en los Martín Fierro y le dijo "también a vos, Rolando, mi amor".
Después, todo lo que dijo Barbano fueron elogios a su ex. "Marina es la mejor periodista de epectaculos e la Argentina. La admiro. En el top 10 de periodistas de la Argentina está Marina Calabró, sin dudas. Está en el mejor momento de su carrera, sin duda. Y ella entiende que lo mejor para ella es tomar otro camino. No puedo ser un analista de lo que hace o deja de hacer Marina. Mi noviazgo con ella se terminó cuando se lo contó a Yanina". Fin de un nuevo capítulo del Top Gun argentino. Preparen, apunte, fuego.
