La historia de amor del Huevo Acuña y Julia Silva tiene todos los condimentos de una rom-com de Hollywood. Al igual que Lionel Messi y Antonela Roccuzzo, Acuña y Silva nacieron en el mismo pueblo. Sin embargo, pasarían muchos años hasta conocerse, al fin, en el barrio de Caballito.
“Es raro, porque en un lugar tan chico es difícil no haberse cruzado nunca”, señaló Julia sobre Zapala, su ciudad natal, donde todos se conocen o se cruzan, en la calle, en la escuela, en las fiestas. Pero el destino les tenía reservado otro encuentro, a kilómetros de distancia.
Acuña había llegado a Buenos Aires persiguiendo sus sueños cuando empezó a jugar en Ferro Carril Oeste, donde ella, además de ser socia e hincha del club, trabajaba como fotógrafa. “Me habían dicho que había un chico de Zapala en Inferiores, pero no lo conocía. Cuando lo vi, quise acercarme. Él es tímido, así que tuve que tomar la iniciativa”, contó.
Un día, Julia calculó los tiempos estratégicamente para ver al futbolista que ya firmó contrato con River Plate. “No fue casualidad que nos cruzáramos. Yo lo esperé, sabía que iba a pasar por ahí. Y funcionó”, recordó, sobre aquel encuentro en el que ella lo avanzó con un “¿Tomamos unos mates?”.
LA PRIMERA CITA DE HUEVO ACUÑA Y JULIA SILVA EN EL BARRIO DE CABALLITO
Así fue como terminaron mateando en una tarde de sol en la Plaza Irlanda. “Desde esa primera salida no nos separamos más”, señaló Julia, sobre cómo nació su relación aquel día inolvidable de risas y charlas para estos dos “vecinos” de Zapala que tuvieron que esperar años para verse.
Un noviazgo que muy pronto se afianzó y avanzó a paso firme y que, a los pocos años de su inicio, en 2011, apostó a la convivencia. “Ese año llegó Mora, nuestra primera hija. Fue un cambio grande, pero estábamos listos”, aseguró Julia.
“Yo lo conocí cuando recién empezaba, cuando ni soñábamos con todo lo que vino después. Para mí sigue siendo el mismo chico que tomaba mates conmigo en la plaza. Eso no va a cambiar”, dijo, enamorada, la esposa del campeón del mundo.