El martes 10 de septiembre se llevó a cabo uno de los juegos más difíciles de Survivor. Si bien el reto no presentaba nada de otro mundo, lo que ocurría afuera era lo que hacía sufrir a los participantes. Lo peor de todo es que los mismos competidores debían elegir su destino.
Antes de empezar el desafío de inmunidad, Marley los citó a todos a un terreno neutral. Allí les explicó de qué trataría el juego. Aunque claramente había una trampa, en donde los concursantes debían pensar muy bien lo que harían, ya que se jugaban su estadía en el reality.
Los chicos tenían dos opciones. Una era seguir adelante con el reto, como pasa todos los días. Sin embargo, aquel que no quisiera participar podía sentarse a comer pollo. Lo malo era quienes comían perderían la posibilidad de ser inmunes y, así, podían ser votados para quedar eliminados.
De los diez solo cuatro eligieron jugar, quienes justamente eran los que corrían con desventaja, ya que son minoría en el grupo. Iván, Mauro, Aixa y Baltasar fueron los que participaron. En cambio, los seis restantes (Martina, Malena, Juanchi, Agustín, Colli y Eugenia) se pusieron a comer.
LA ASQUEROSA CONFESIÓN DE COLLI
"A mi no me cuesta tanto estar acá. Acá estoy re coqueto. En la vida real teniendo agua y teniendo todo soy más croto. No me pongo desodorante, me baño cada muerte de obispo. Es como si estuviera viviendo un Survivor allá. Mi personalidad persé ya es un poco desconectada, descontracturada", confesó Colli.
Y agregó: "No me fijo si tengo que estar peinado, si tengo picaduras... Como que estoy acostumbrado a ese estilo de vida. Es medio salvaje. En la vida real no uso perfume, ni me peino. Crema de enjuague no uso jamás, shampoo si cuando me baño. No me baño todos los días. Hay veces que parezco náufrago y ya me dicen 'bueno dale, Martín'. Tengo esta personalidad, soy muy particular".
