Salvador Maximino Ciliberto, conocido popularmente como Toti Ciliberto, se destacó por sus actuaciones humorísticas en la televisión argentina, especialmente en el programa VideoMatch de Marcelo Tinelli, donde dio vida a personajes como el célebre gaucho Martín Fierro.
Aunque muchos lo recuerdan por hacer reír a la audiencia, su vida fuera de las cámaras ha sido una lucha personal marcada por adicciones y un notable proceso de transformación física y espiritual.
De joven, Toti Ciliberto sufrió bullying debido al acné que marcaba su rostro. Aunque en aquel entonces no se hablaba de "bullying", Toti sentía el peso de las burlas constantes de sus compañeros. "En mi época no se trataba. Yo no sabía que era bullying, pero todo el tiempo me cargaban", comentó.
Este malestar lo impulsó a encontrar una vía de escape en el humor. Decidido a no ser más el blanco de las bromas, Ciliberto se propuso cambiar su enfoque: “Dije ‘no se van a reír más de mí, se van a reír conmigo’. Empecé yo mismo a cargarme y, al hacer eso, las cosas del otro lado empezaron a tomar otro tinte”.
Ya como adulto, mientras daba clases de Educación Física en la provincia de Buenos Aires, decidió dedicarse al teatro y comenzó a estudiar en el Parakultural. Su gran oportunidad llegó en 1992, cuando fue seleccionado para participar en VideoMatch, iniciando así su carrera como humorista televisivo.
Sin embargo, mientras disfrutaba de la fama y el éxito profesional, su vida personal se oscurecía por su adicción a la cocaína. "He transitado momentos difíciles, donde tuve que hacer humor, enfermedades de gente querida, como mi madre muriéndose, y yo haciendo eso. Fue una cosa compleja para mí", confesó.
A pesar de recibir el apoyo de sus compañeros de trabajo y amigos cercanos, salir de ese pozo no fue fácil. "Se me han acercado muchos de mis compañeros de trabajo, mi jefe, todos a apoyarme. Sentí mucha contención, pero era muy difícil manejar la situación", reconoció. Además de su lucha contra la cocaína, Ciliberto también habló en varias ocasiones sobre su relación con la comida, una batalla que ganó tras someterse a un estricto tratamiento con el que logró perder 25 kilos.
La fe fue clave en su proceso de recuperación. Hace dos años, Toti se convirtió al cristianismo y desde entonces ha encontrado en la religión una nueva fuente de fortaleza. "Mi acercamiento a la iglesia cristiana desde hace dos años tiene que ver con una cuestión de fe y con mi creencia. A medida que voy leyendo e interiorizándome en la Biblia, cosa que no hacía, voy afirmando mis creencias", explicó.
Actualmente, además de su participación en eventos cristianos como Me convertí y no entiendo nada junto al pastor Felipe de Stefani, Toti continúa involucrado en el teatro. Colabora con la Municipalidad de Tigre, donde dirige clases de teatro gratuitas, y forma parte del equipo del Teatro de Pepe Soriano en Benavídez, donde este año presentará la obra La Nona.
También, sigue activo en la música con su banda de rock Toti y los Cilibertos, y está a la espera del estreno de la película Esa semana juntos, en la que participó junto a figuras como Gerardo Romano y Matías Ale. Toti Ciliberto ha recorrido un largo camino desde sus días en la televisión, demostrando que, con humor, fe y perseverancia, es posible sobreponerse a los desafíos más grandes de la vida.
