Por acción o por omisión, por lo que hizo o por lo que no hizo, por lo que dijo y por lo que calló, por sus gestos, sus sonrisas y hasta por sus caras, por lo que ganó y por lo que perdió, por sus propias palabras y por cómo reaccionó a los discursos ajenos -literalmente por hache o por be- Guillermo Francella se transformó en el máximo protagonista del Martín Fierro del Cine y de las series que se entregó en la Usina del arte, en el barrio de La Boca, bien cerquita de donde la ciudad de Buenos Aires se confunde con Avellaneda, el primer cordón del sur del conurbano y la provincia de Buenos Aires.
Además de recibir unos cuantos galardones por su interpretación de Eliseo Basurto en la serie El Encargado, Francella se alzó con el máximo trofeo de la noche, el Martín Fierro de oro. La serie, además de algunas declaraciones públicas que hizo, lo transformaron en una suerte de "referente" actoral de aquellos que están identificados con el gobierno de Javier Milei, con el rezago de los que apoyaron a la administración de Mauricio Macri o con los que simplemente se declaran antiK o antiperonistas. Si bien él nunca lo declaró abiertamente o de manera contundente, hay una idea así de Francella en el "imaginario colectivo". Que está a favor de lo privado, que es de derecha, que no comulga con el PJ. A grandes rasgos, algo así.
En una noche marcada definitivamente por los discursos políticos y medio incendiada por las críticas a la iniciativa de la administración libertaria de achicar el INCAA y no financiar tantas producciones cinematográficas -a tal punto que Jorge Rial calificó a la jornada como "histórica y de gran relevancia"- Fracella "encabezó", por así decirlo, la otra "parte" de los artistas que también incluyó a Luis Brandoni y a Susana Giménez como caras visibles. Al recibir una de las estatuillas, se limitó a "agradecer al público, a la gente, a quienes son nuestros verdaderos sostenes y por quienes existimos y a quienes nos debemos. Esta dedicatoria es para la gente". Es decir, ni una mínima mención a todo lo que se palpaba, se decía y se reclamaba alrededor.
Esa actitud de Francella generó, por supuesto, críticas y elogios. Aquellos que están más cerca de su supuesta posición ideológica (hay que repetirlo, nunca se mostró como un simpatizante de algún partido político) lo destacaron fuertemente. Yanina Latorre, la antik número uno de los programas chimenteros, lo destacó como "un señor" y lo declaró "el mejor discurso de toda la jornada". Pero también estuvieron quienes lo criticaron. En Socios del espectáculo, por ejemplo, lo trataron de tibio y de no comprometerse.
LA ACTITUD MAS POLEMICA DE GUILLERMO FRANCELLA TRAS GANAR EL ORO EN EL MARTIN FIERRO DEL CINE
"Los que dieron un discurso de agradecimiento a Dios y a María Santísima sin decir ni una palabra de lo que pasaba con sus compañeros no están comprometidos" tiró Rodrigo Lussich, a quien se le reclamaron nombres. Fue allí que la discusión viró a lo obvio: la figura de Francella. "Un tibio, un desentendido. Mirá a Mirtha Legrand, subió al escenario y lo primero que dijo fue "No cierren el Incaa" y no puede decirse que Mirtha sea peronista ni mucho menos peronista. Dale", lo criticó.
Con Mariana Brey y Paula Varela saliendo "en defensa" de Francella (es decir, las posturas más o menos esperables) y con Pallares encarando también hacia una crítica de su actitud, la que sorprendió fue Nancy Duré al contar una actitud posterior del laureado y controversial actor. "¿Puedo contar una cosita de Francella que no se cómo cayó, o si cayó muy bien? El le agradeció a la gente y le dedicó el premio al público, y eso está muy bien, pero después a los organizadores les pidió salir por otro lado para eludir a la prensa que lo estaba esperando. No quiso tener contacto con nadie. Y no hay que olvidarse que los periodistas no somos otra cosa que el nexo entre los artistas y el público, entre la gente común y sus actores preferidos, a los que tanto quiere. Entonces no quiso hablar para la gente" tiró la morocha dejando atónitos a todos. ¡Uhhhhhh!