Lionel Scaloni fue una gema oculta que tenía la Selección Argentina y que regaló al pueblo las alegrías más importantes de los últimos años: un Mundial y un bicampeonato de América. Sin embargo, la vida también lo sorprendió muchísimo al DT y principalmente con su esposa Elisa Montero.
De perfil muy bajo, el entrenador está con la mamá de sus dos hijos desde el 2008. Pero no todo fue tan sencillo; al campeón del mundo le costó y mucho conquistarla, y de hecho su vinculación al principio no fue nada fácil.
El matrimonio coincidió en Mallorca durante los últimos años de Scaloni como futbolista profesional, pero cuando él jugaba en Italia. Y como el flechazo fue instantáneo, hizo todo lo posible para poder conquistarla, algo que le llevó cuatro meses para recién obtener su número de teléfono.
“Cuando vine a jugar en el 2008, conocí a la que es hoy mi esposa. Se llama Elisa. La conocí aquí en Mallorca, de gira, jeje. Ya teníamos nuestra edad; ella 30, yo 31, para 32. Yo me tenía que ir a Italia porque estaba cedido por la Lazio”, comenzó diciendo el líder de la scaloneta.
Ella por ese entonces jugaba al vóley, pero cuando se dio cuenta que Scaloni se robó su corazón, dejó todo por él; siempre de perfil muy bajo, formaron una familia hermosa y a ella recién se la vio por primera vez, al menos en Argentina, en lo que fue el Mundial de Qatar 2022.
CÓMO HIZO LIONEL SCALONI PARA CONQUISTAR A SU ESPOSA
“Fue un flechazo. Estuve tres meses para encontrar su teléfono. Había que picar mucha piedra hasta llegar al objetivo. Impresionante. Aparte, Mallorca teóricamente es fácil porque es una isla. Pero no fue fácil. Al final, son un millón y algo, no sé cuántas viven, y se movía por una zona bastante fácil, accesible, pero para mí fue muy difícil”, expuso Lionel.
Y continúo respecto a cómo hizo para contactarla: "Toqué a todos los clubes de vóley a ver si la conocían, y nadie me daba su teléfono. Hasta que lo pude conseguir, pasaron cuatro meses. Yo ya me tenía que volver a Italia, prácticamente”.
Luego de ese romance fugaz que comenzó, para la pareja llegó el momento de tomar importantes decisiones y ella no lo dudó ni un minuto: “Empecé a hablar, empezamos a salir, y vencía la cesión. Me tenía que volver a Italia. Le dije: ‘yo me vuelvo, no me puedo quedar en Mallorca, me gustaría que vengas’. A los dos meses, me dijo que se venía conmigo”.