Pese a su fama, esa que heredó por apellido pero que supo alimentar por mérito propio a través de una carrera muy importante, siempre trató de mantenerse al margen de ciertas cuestiones. A Julieta Ortega (46) no le gusta involucrarse en disputas privadas y mucho menos salir a ventilar cuestiones que tienen que ver con su propia vida. En circunstancias que lo ameritan, en confianza, puede dar pistas, pero no mucho más que eso.
El bajo perfil es su bandera y de ese lugar en el que suele estar en general el apellido Ortega, trata de no moverse. Cuestiones que tienen que ver con el amor tampoco suelen salir a relucir. A mediados de 2017, la actriz quedó encandilada ante los ojos del empresario Esteban Eskenazi (61). Tras los rumores de romance, la pareja se mostró amorosa en la Polinesia, de vacaciones.
Esas fueron las primeras imágenes juntos y desde entonces no surgieron muchas más. Ocho meses más tarde, en febrero de 2018, Julieta Ortega se mostró separada. Como fue en buenos términos, continuaron hablando. Mensaje va, mensaje viene, se dieron una nueva chance meses después. “Tuvimos un impasse, pero retomamos la relación. Volví con Esteban porque estamos enamorados”, contó Julieta en abril del año pasado.
Continuaron con la relación, pero desde entonces nunca volvió a ser como la de antes de ese cortocircuito que los llevó a distanciarse. Los chispazos estuvieron a la orden del día. A fines del año pasado, una nueva crisis hizo pender la relación de un hilo. ¿El motivo? Los celos por parte de los dos empezaron a hacerse presentes. Peleas cotidianas y discusiones que mancharon lo que alguna vez construyeron. Pese a eso, lo siguieron intentando.
El futuro...
Pasaron el verano, el otoño, llegó el invierno y la relación se enfrió tanto que terminó por congelar lo poco que quedaba. Sin nada que los una, se volvieron a separar y esta vez todo indica que será definitiva. La última vez que se los vio juntos fue en la entrega de los Martín Fierro, pero él estuvo distante y casi ni participó de la fiesta que organizó Sebastián Ortega luego de quedarse con el oro por 100 días para enamorarse.
Incluso, ese día, Juli lo mandó al frente publicando una foto en las redes sociales de Esteban tirado en la cama leyendo una revista. “A mi novio le importa muy poco lo que está pasando”, había escrito. Que el empresario no haya sido partícipe de ese gran momento para la familia de una manera más activa también aportó su cuota en este desgaste de pareja que terminó con la ruptura definitiva.
A diferencia de la reconciliación anterior, puertas adentro creen que ya no hay nada, ninguna zanahoria que les permita volver a intentarlo. Ni él ni ella quieren hablar del tema y sólo lo saben los más íntimos. Un poco más relajada y con la cabeza fría, teniendo en cuenta que de esto ya pasó un poco más de un mes, se refugia en su hijo Benito y seres queridos, sobre todo en Palito, su papá. Esta vez, a Julieta Ortega le cuesta estar separada.
“El es mi persona favorita. Pienso que mi papá tiene una humanidad que reconozco en poca gente. Le cuesta hablar con sus hijos, sin embargo es un tipo muy cálido, presente desde otro lado y que me ha querido mucho”, contó días atrás en No está todo dicho, el programa de Guido Kaczka por La 100.
