Es una referente del periodismo y una de las personas más capacitadas para hablar de diferentes temas de la actualidad sin hacer agua. A ese perfil profesional, Marina Calabró (45) le suma su romántica historia de amor con Martín Albrecht. Se conocieron en 2013, llevan seis años de amor y las claves de este éxito sentimental abarcan mucho más que el amor.
“No sé si hay una sola clave, es un conjunto de cosas. Nos funciona vivir en casas separadas, pero no por eso es que seguimos juntos. En realidad estamos súper enamorados, yo estoy loca de amor por él, y el amor es como la mejor clave”, afirma.
–¿Qué es lo mejor y lo peor de vivir en casas separadas?
–Lo peor, de repente, es estar un sábado a la noche en la casa de él con Mía y que se quede dormida, y como no tiene cuarto allá hay que levantar campamento e irse. El tema de la logística es medio plomo. Lo demás es todo ganancia. La etapa de descubrir al otro, esa etapa de novios es muy linda. La rutina, que muchas veces en la convivencia se da por sentada, en nuestro caso no existe.
–¿Hablaron de la posibilidad de convivir y ensamblar las familias?
–Lo pensamos para otro momento, para cuando los chicos sean más grandes. Mía tiene 10, y el más chiquito de él, Kai, tiene 11, así que más adelante, por ahí. Habría que plantear una mudanza, porque no entraríamos ni en mi casa ni en la de él.
–¿Lo del casamiento sigue en pie?
–¡Qué sé yo! Se habló para cuando yo cumpla 50, pero este año cumplo 46, así que falta. El es de la idea de que el casamiento tendría que venir con la convivencia, entonces, hasta que no demos el otro paso primero… Tampoco es una necesidad, en todo caso, si lo fuera se lo plantearía. En algún momento va a suceder.
–Al éxito sentimental se le suma el laboral…
–Hago lo que me gusta, por eso trabajo bastante. Mi columna en la radio, en Lanata sin filtro, la cuido mucho, me arremango mucho buscando qué puede servir, y está bien que sea así. Trabajo con un grupo de gente que es fabulosa desde lo humano y desde lo profesional. Doy todo lo que tengo. En tele, en El diario de Mariana, que también implica estar en tema con un montón de cuestiones, porque se habla de policiales, de política, economía, sociedad, salud, espectáculo, tenés que estar en tema de todo.
–¿Cómo la ves a Luciana Salazar incursionado en el periodismo político?
–Más allá de toda la curiosidad que despertó por saber quiénes eran sus fuentes, es muy divertido todo lo que se genera a su alrededor. En algunos casos hay información dura que se ha confirmado, y en otros hay más especulación, pero me parece muy divertido cómo ha sacudido el espectro del periodismo político. Lo escuché a Antonio Laje analizando los tweets, me parecía genial. Es una propuesta de contenido, y eso es un mérito. Celebro que se anime. Esta Luciana que se manda, que se le planta a Fernando Iglesias, me parece que es interesante.
–Te cambio de tema, ¿lo escuchaste a Guido Kaczka contando que soñó con vos, con tu cuerpo, tu cola?
–Me pareció súper gracioso, por la forma en que lo contó, por los piropos. Guido es una persona que valoro mucho desde lo profesional, del lugar que me dio en La tribuna de Guido. Cuando vi el videíto de La 100 lloraba de la risa. Incluso se lo pasé a Iliana y llorábamos de la risa igual. Iliana se puso celosa, porque no fue ella la protagonista del sueño. El hecho de que lo cuente es porque es algo naïf.
–Hablando de tus curvas, ¿cuál es tu arma de seducción?
–Martín me elogia mucho la delantera. Hay hombres que miran traseros y otros delanteras… Bueno, Martín va por la delantera. Se fija más en la pechuga, así que se podría decir que es mi arma de seducción.