Cuando comenzó a circular el rumor de la separación entre Mariana Nannis (53) y Claudio Caniggia (52), las versiones apuntaron a la existencia de una tercera en discordia. Concretamente, a una mujer bastante más joven que el ex futbolista, dueña de una figura impactante e ilusionada con abrir con sus propias manos las alas de un Pájaro con ganas de volver a sentirse cerca de las nubes.
Con el diario del lunes, no hay dudas de que los trascendidos tuvieron un contenido premonitorio, ya que anticiparon un escenario que con el correr de los días se fue trasladando a la realidad. El desembarco de Sofía Bonelli en el corazón del ex atacante de River y Boca resultó, efectivamente, un factor que apuró la decisión de Claudio de abandonar el hogar conyugal para darle inicio a una nueva historia de amor lejos de su familia.
En la Argentina, para ser más exactos, ya que aquí fue donde se gestó el romance que en los pasados días representó la noticia más mediatizada por programas y medios gráficos especializados en el terreno de farándula. Un romance que, para demostrar su buena salud, empieza a escapar a las palabras para entregar las primeras imágenes que lo documentan, certificando muchas cosas.
¿Cuáles? La legitimidad de una relación que de entrada aparentaba obedecer a un sentimiento pasajero y, además, ¡el infartante lomazo de la periodista! La morocha, que es más chica que Charlotte Caniggia, partió en plan de unas mini vacaciones a Brasil acompañada por Claudio Paul, quien aprovechó el viaje para matar dos pájaros de un tiro: tomar distancia de las maratónicas acusaciones de Nannis y paralelamente ir afianzando su vínculo con Bonelli.
Lo cierto es que la pareja se instaló en la tierra de la caipirinha y no solamente para sacarles el jugo a sus arenas blancas y a sus aguas cristalinas. La finalidad también fue compartir momentos en privado, sin la presión de los medios ni el hostigamiento de Nannis, que en forma paralela continúa con su arremetida mediática que apunta a desprestigiar al padre de sus hijos y a su novia.
Otra de las actividades que habían previsto Caniggia y Sofía fue presenciar la versión 2019 de Rock in Río, uno de los espectáculos más multitudinarios del continente, con presentaciones de bandas internacionales en vivo y puestas en escena de excelentísimo nivel. En los ratos de descanso, los dos privilegiaron evitar la exposición y prefirieron la piscina del hotel antes que ir a la playa, valorando más la tranquilidad que el paisaje.
Recostados sobre dos reposeras, Claudio y Sofía paladearon distintos tragos, conversaron largo y tendido y, por supuesto, se mimaron mucho. Bonelli ratificó los rumores y lució un verdadero cuerpazo, despertando suspiros no solamente en el Pájaro, sino también en el resto de los pasajeros del hotel que estaban en las cercanías y que fueron atraídos por su físico y por su diminuta bikini.
Algo previsible. Algo que los rumores se encargaron de anticipar cuando todavía la olla no se había destapado.