Cumplió la década de trabajo en la pantalla chica y en radio… y ahora festejará la cifra redonda sobre el escenario. Coco Sily (57) cumple diez años con La cátedra del macho y lo celebrará el 8 de noviembre, en el Teatro Opera Orbis, con una única función en la Avenida Corrientes. “Pasamos la comezón del séptimo año y seguimos teniendo muy buen sexo, que es muy importante entre un espectáculo y un actor. Puedo decir que estoy en la plenitud de mi relación de pareja con la obra. El humor es sanador. Incluso, en lo particular, me sirvió para acompañarme durante procesos de rupturas sentimentales, abandonos, alguna enfermedad”.
–¿Te hubiese gustado ser un actor cool?
–Me parece una pelotudez la división entre actor popular y cool. Hay una cosa muy despreciativa hacia los actores populares que no tiene que ver con el presente sino con la historia del espectáculo en Argentina. Los actores populares tienen el mismo valor que cualquier otro actor. ¡Más grasa que yo no hay nadie, nena! Hice un Luna Park, y era la primera vez que lo hacía un actor solo… y no salió en ningún lado. Por suerte, hoy la crítica desapareció, un rubro muy menor de la literatura. Los premios, por mí que se los metan en el culo, los ACE y los Martín Fierro son una cagada. Y si se quieren vengar conmigo, los cagué porque ya los tengo y los uso para trabar las puertas de casa o para apoyar las facturas que tengo que pagar.
–¿Compraste un terreno en una playa nudista en Punta del Este?
–Lo compré porque es una playa divina, Chihuahua, y era una oportunidad única. Por esa guita nunca hubiese comprado un terreno con vista al mar. Es nudista y muy visitada por la comunidad gay, y estoy feliz de hacerme la casa ahí. No soy un tipo prejuicioso.
–¿Qué tenés de macho?
–Tenemos que revaluar el concepto a partir de la revolución feminista. Lo que más me gusta es que vayamos hacia la existencia del no género. No creo que pase ahora. Pero llegado el momento no va a haber más que cambiar una lamparita sea cosa de hombres, o cocinar de mujeres. Va a hacerlo el que lo pueda hacer… Yo tengo 55 y, por más deconstrucción obligatoria casi como la colimba, porque tengo una hija con un nivel de militancia feminista muy fuerte que me marca y enseña, no es suficiente. Me derrumba teorías patriarcales berretas en dos minutos, y termino agradeciéndole. Cuando empezó todo este quilombo del feminismo, todos dijeron “pobre Coco”. Y yo no dejé de vender una sola entrada. Mis amigas feministas vinieron a ver el espectáculo y nunca tuve ni medio problema. Porque la obra no es machista.
–¿Estás en pareja?
–Cada entrevista que me hagas, siempre voy a estar con otra, es un proceso evolutivo. Campanita es mi amiga hace un año y medio… ahora sí soy cool. Nos llevamos bárbaro, es divina, no tenemos un formato de pareja. Ojo, no es que tenemos sexo libre o poliamor. Ella está conmigo y yo con ella. Pero no pensamos en convivir. Yo no tengo ganas de convivir con nadie, no quiero tener más hijos. La adoro, le puse Campanita porque me alegra. Viste que los humoristas somos medio depre… Soy gruñón y con ella me conecté desde la risa.