Tal vez como nunca antes, Wanda Nara ha cobrado un protagonismo central en todo lo referido a la carrera profesional de Mauro Icardi. Desde el momento en que la relación entre el delantero rosarino y las autoridades del Inter comenzó a deteriorarse, la imagen de su esposa fue creciendo, tanto en la faz mediática para salir en su defensa como en lo relativo a su desvinculación del club italiano.
La rubia se ocupó de salir al cruce de cada acusación contra el futbolista, que oportunamente consideró infundada, al punto de confrontar directamente y generar cierta irritación en los dirigentes del conjunto neroazzurro, quienes jamás quisieron sentarse a negociar con ella, con una clara intencionalidad de desconocer la condición de representante que la blonda suele adjudicarse.
Después de superar este escenario netamente conflictuado, con escasa voluntad de las partes de llegar a un entendimiento que propiciara la renovación de Icardi con el Inter, apareció en el horizonte del atacante nada menos que el Real Madrid. Club prestigioso si los hay, con un perfil prácticamente impoluto en lo que concierne a escándalos o desacuerdos tensos que se hayan trasladado más tarde a las tapas de los diarios españoles.
Sucedió lo previsible: el interés del “Merengue” por incorporar a Icardi se desmoronó porque Wanda exigió presenciar físicamente las negociaciones entre sus asesores y los jerarcas españoles. Al advertir lo ocurrido con el Real Madrid y notando que Wanda sostenía con firmeza su determinación de ser la dueña de la última palabra, otros clubes fuertes de diversas partes de mundo que planeaban sumar al 9 desistieron.
Claro, le tuvieron miedo a Wanda, quien finalmente dio el Ok para que el padre de sus dos hijas, Francesa e Isabella, cerrara para jugar en el PSG. Vivos, los franceses accedieron a las condiciones de la rubia, y si bien debatieron las cláusulas con el grupo de abogados deportivos que en los hechos representa a Icardi, la hicieron sentir parte del trato y lograron “metérsela en el bolsillo”.
Desde luego, también la endulzaron llevándola a conocer los sitios más paquetes del país, otorgándole la posibilidad de elegir el lugar para instalarse con su familia mientras Mauro se desenvuelva en el elenco europeo. Eso es lo que más le gusta, claro. Creerse una reina y poder ostentar por las redes sociales los beneficios de ser la elegida por un multimillonario famoso, joven y fachero. Justamente días atrás, Wanda cumplió con su comportamiento virtual: publicó por Instagram un par de imágenes de París, ciudad que la viene cobijando desde que viajó a Francia para acompañar en este desafío deportivo a su pareja.
Documentos gráficos que retrataron su paso por cercanías de la torre Eiffell , el Louvre y Euro Disney fueron posteados por la rubia para que sus seguidores puedan estar al tanto de sus movimientos en el nuevo destino de Icardi. El atacante desembarcó en el PSG con la sombra de Wanda apoyándolo y protegiéndolo.
Amparado en el carácter de su mujer y sabiendo que le peleará hasta el último centavo, Mauro únicamente se encargará de hacer goles. Los dirigentes del club solamente tendrán que pagarle a término. De lo contrario, irrumpirá la figura de Wanda en su versión más virulenta, dispuesta, como siempre, a prender el ventilador. Tal vez sea más conveniente que les pase un tren por encima.