Marcelo Tinelli (59) tuvo una importante reunión. Si bien es algo a lo que está acostumbrado, acostumbradísimo a esta altura de su carrera, para él era una reunión diferente. No sólo por el contexto en el que fue realizada sino el objetivo, que nada tenía que ver con su clásico programa de televisión. Esta vez, el periodista era parte de una charla y un intercambio de opiniones que tuvo que ver con lo social, con las necesidades urgentes del día a día y de la alimentación para enfrentar el hambre que sufre buena parte de nuestra población.
El conductor del Bailando 2019 fue parte de la reunión de debate por el Plan Argentina contra el Hambre, que el presidente electo, Alberto Fernández, impulsa desde mediados de octubre. Deseoso de empezar a caminar los caminos de la política, el vicepresidente de San Lorenzo fue parte de la “juntada”, en reconocimiento a los años que viene trabajando desde su fundación. “Hace tiempo sigo con preocupación la realidad del país. Como sociedad no podemos seguir mirando para otro lado”, reflexionó, al asumir el compromiso de difundir el problema del hambre en su programa.
“Se trata, ni más ni menos, que de cuidar al otro y pensar en él. De tenderles una mano a los que menos tienen. Fue muy emocionante formar parte de esta reunión: un verdadero privilegio y uno de los compromisos más hermosos que me toca enfrentar en la vida”, agregó, con su palabra de contarles a los argentinos qué es lo que “tenemos que saber”.
“Toda la sociedad civil se tiene que comprometer con esta iniciativa que podría terminar con la grieta. Alguien decía en la mesa que en Argentina hay gente que come cartón. Cuando escucho eso a mí me dan ganas de llorar, no lo puedo creer. El problema de la inseguridad alimentaria no se va a resolver de un día para el otro”, expresó.
Recargando pilas...
Después de una semana más intensa de trabajo bajo la definición de que el Bailando termine el 16 de diciembre y de la reunión de la que fue parte, el Cabezón reunió a los familiares que estaban dispuestos a una mini escapadita, y partieron al Tigre, un destino popular. Esta vez, el comunicador eligió viajar cerca, a tan sólo unos minutos de Capital Federal, para compartir con los suyos, con Guillermina Valdés, su esposa, como fiel seguidora.
Para ella, también significó un corte importante en sus actividades, dedicada a su marca de zapatos, carteras y accesorios, y un motivo más para compartir con su amor. Instalados a orillas del río, Marcelo compartió con la ex modelo, con Dante, el hijo de ella con Sebastián Ortega, su suegra y con Lolo, el hijo en común. Los días de calor y pleno sol que acompañaron el fin de semana –con excepción del lunes feriado, que a partir del mediodía en adelante llovió–, significaron un bálsamo de relax, lejos de los compromisos y muy cerquita de la vida al aire libre, con hábitos populares, como compartir ricos mates, a toda hora.
Incluso, Valdés no le hizo caso al herpes que la viene persiguiendo hace unos días y se expuso a febo, a fin de distenderse y llenarse de energía. También aprovecharon para jugar con el más chiquito, desafiándolo a patear la pelota y atravesar la pileta del lugar donde se alojaron. Y, como si fuese poco, Marce y Valdés, se dedicaron ratitos de mimos, besos y caricias, tan enamorados o más que el primer día. Así da gusto…