Transitamos épocas de una sensibilidad muy marcada. El límite es extremadamente delgado, pero la realidad indica que, quizás como nunca antes, las víctimas de acoso empezaron a ser escuchadas y contenidas. Este contexto de solidaridad y respeto por las mujeres que alguna vez fueron maltratadas o sufrieron violencia en sus distintas expresiones, con insinuaciones o directamente con avasallamientos físicos, disparó una multiplicidad de denuncias que en determinados casos tuvo como principales acusados a figuras que parecían intocables.
Sin dudas, el caso más paradigmático y resonante, por cierto, fue el de Juan Darthés. Respaldada por el colectivo Actrices Argentinas, Thelma Fardin lo señaló como el responsable de hacerla vivir el momento más angustiante y traumático de su vida. La actriz aseguró que mientras eran compañeros en Patito feo, y en el marco de una gira por Centroamérica, el actor la obligó dentro del hotel a mantener relaciones sexuales por la fuerza.
De acuerdo con sus palabras, este episodio tuvo lugar en 2013, pero recién cuando se sintió apoyada por sus colegas Fardin decidió contarlo públicamente y radicar la correspondiente presentación en la Justicia. Al cabo de unos meses un tribunal del mencionado país ordenó pedir la captura internacional de Darthés, quien, al advertir los primeros efectos de la condena social (ya había vivido algo similar con Calu Rivero) y por consejo de sus abogados, optó por instalarse en Brasil, su tierra natal.
Paralelamente, otros famosos, como Roberto Pettinato o Ari Paluch, quedaban en el ojo de la tormenta por demandas similares. Pero, sin dudas, cuando una joven rionegrina se apersonó frente a un juez de una ciudad pequeña de la provincia para afirmar que Axel (42) la había ultrajado, quedó claro que la lista de presuntos culpables es bastante extensa y que su composición está más allá de la condición de clase.
Bomba
La noticia se conoció casi en forma simultánea a los cuestionamientos que recayeron sobre el artista cuando en un encuentro musical abrazó a Tini Stoessel aparentemente sin su consentimiento. Previsiblemente, el terremoto que generó esta situación en el entorno familiar de Axel no tardó en dar sus primeros coletazos. Se comenta que Delfina Lauría, esposa del solista y madre de sus tres hijos, Fermín, Agueda y Aurelia, debió aprender a convivir de golpe con las repercusiones y se refugió en su círculo más allegado para lograr asimilarlas, creyendo, siempre, en la inocencia de su pareja.
Encontrar una tranquilidad espiritual o por lo menos esforzarse por conseguirla fue elemental para poder vivir su embarazo (lo confirmó en medio del escándalo por la denuncia) sin alteraciones. Por sugerencia de sus asesores legales y de sus productores, Axel suspendió recitales que ya tenía programados y se expuso a penalidades jurídicas que se vieron traducidas económicamente, pues se trataba de conciertos ya publicitados y con público que había adquirido su correspondiente entrada.
Su verdad
“Esta noche es muy especial para mí por muchísimas razones. Hoy les agradezco a todos y a todas desde lo más profundo de mi corazón por permitirme ser parte de su fiesta, por estar acá en su casa. Los quiero invitar a que nada ni nadie nos robe la felicidad, la alegría, las ganas y los derechos a disfrutar”, fueron las primeras palabras de Axel una vez que reapareció en los escenarios, tras ausentarse y reanudar sus shows.
Fue el 10 de noviembre en Entre Ríos, días antes de negarse a la realización de pericias psicológicas exigidas por la parte querellante. Para el músico no era necesario someterse a los estudios, pues al margen de los límites y de las épocas de sensibilidad que transitamos, lo más valioso es conservar la confianza en uno mismo.