Trabaja hace doce años y logró tanta notoriedad como las actrices o las bailarinas que recorren el espectáculo hace décadas. Es que Laurita Fernández pisa firme a cada paso. Baila, actúa y conduce al ritmo de la constancia y la disciplina, sumadas a su temple a la hora de la gran exposición pública que suele tener. Pareja de Nicolás Cabré, la protagonista de Inconvivencia, los jueves y viernes, en las noches de Telefe, se presta a la charla.
“Trato de no esquivar ninguna pregunta ni ningún tema ante los medios. Siempre y cuando sea con respeto, no tengo problema de hablar absolutamente de nada. Son un sueño para mí los regalos que estoy teniendo en los últimos años con un montón de oportunidades y de cosas que sucedieron”, comienza.
–Siempre se te nota con templanza, ¿sos así todo el día?
–No soy así las veinticuatro horas… ¡me encantaría! Tengo mis momentos, tengo mi carácter, pero también el tiempo, los años de trabajo, me hicieron aprender, de a poco, a mantener la calma. Hace doce años que trabajo en el espectáculo y fui aprendiendo a mantener un poco más la calma, a pensar y no ser tan impulsiva, sin dejar de ser como soy. No falseo ni careteo nada. Como me ven es mi forma, y trato de vivir lo que me va sucediendo, no queriendo mostrar algo que no soy.
–¿Todo eso se lo transmitiste a Nicolás? Desde que está con vos a él se lo nota diferente.
–Creo que tiene que ver con que estamos relajados y que el ser padre lo aflojó y lo cambió mucho. El estar tan seguros del amor y de la relación nos hizo tener ganas de vivirlo con libertad, no andar escondiéndonos ni ocultando nada. El sabe, en un punto, con quién empezó a salir, y yo también. Sabemos que mantenemos la privacidad y que todo es hasta un punto y hasta un límite. Los dos tenemos en claro que ninguno va a cruzar ese límite. Y que todo lo que diga o lo que haga el otro va a estar bien. No es algo que necesitamos hablarlo, simplemente fluyó. Al principio, nos escondimos un tiempo hasta que nos planteamos para qué, si teníamos ganas de darnos la mano e ir al cine. Y así fue… Yo viví momentos de sobreexposición en los que, quizá, no me sentí tan cómoda. Y fui aprendiendo qué me hace sentir bien y qué no.
–¿Por eso es que pudieron y van a seguir trabajando juntos?
–Sí, a full. Disfruto mucho trabajar con Nico. Lo disfruté mucho mientras hicimos Sugar, pero en Departamento de soltero mucho más. Ensayar con él fue genial, porque fue un segundo director para mí. Me ayudó mucho a hacer este personaje, que voy a continuar durante el verano. De hecho, es el día de hoy que le sigo pidiendo que me ajuste y que me corrija. Todos los días cuando termina la función me voy al camarín y me tira un par de tips y de cosas que me vienen bárbaro y que las recontra aprovecho. Es un honor trabajar con él, tiene una carrera muy, muy larga, ha compartido con los mejores, tiene mucha experiencia y sabe. Hay grandes actores que, quizá, no lo saben transmitir. Y él tiene algo… Mirá: yo le digo que, el día de mañana, para mí tiene que dirigir. Sabe decirte lo que necesitás para ir mejorando y mostrando el personaje. Y creo que lo que sucede en escena, muy lindo, también tiene que ver con lo personal que vivimos nosotros, que se traslada.
–Se habló mucho de las escenas de sexo de Nico…
–Antes de que se estrenara, había visto el primer capítulo. Lo re disfruto verlo. No es de hacer escenas hot.
–¿Cómo transitaron este año, que fue muy difícil a nivel económico?
–Sí, fue difícil, y este verano es una gran apuesta de todos los productores que decidieron hacer temporada. Después de las elecciones no se sabía cómo iba a estar el país, la gente… El teatro, pese a todo, pese a la crisis, sigue sobreviviendo. Y ojalá en Mar del Plata, donde vamos nosotros, la gente tenga ganas de distraerse, de meter una salida que encima es accesible, comparada con otras cosas y otros precios desorbitantes de hoy. Es una salida que está muy bien, que se puede pagar de distintas formas, que se busca la vuelta para que la gente pueda venir a ver la obra.
–¿Cuán cansada estás de que se te pregunte cuándo te comprometés, si te casas, si vas a ser mamá?
–No, no me cansa. Me cansa que mi vieja me lo pregunte porque lo lee en las noticias. Y siempre le digo que si algo fuese cierto, antes se lo hubiese contado a ella. No sé de dónde sale el rumor de embarazo, ya salió varias veces y con mucha fuerza. Al principio pensaba no decir nada, pero después veía que la bola se hacía cada vez más grande y salgo a negarlo. Igual es algo obvio. Si no, a esta altura, ya tendría que tener una zapán enorme, y no sucede. Pero honestamente no sé de dónde sale. Pero nosotros estamos muy tranquilos y tenemos muchas ganas de todo.
–¿Todo, todo, todo?
–Yo quiero todo con Nico, que mi vida sea con él al lado. Así que todo llegará y será cuando tenga que ser. Este fue un año en el que, gracias a Dios, pudimos trabajar juntos, porque él, aparte, estuvo grabando y yo también, y estuvimos re cruzados de horarios. Gracias que teníamos la obra, un tiempito en camarines para vernos…
–Igual imagino que tendrán tiempo para la intimidad.
–Tiempo para eso siempre hay, ja, ja. Pero este año no sucedió quedar embarazada. Ahora se vienen las vacaciones, a fines de diciembre, y viajaremos.
–¿Cómo es tu relación con Rufina, la hija de tu novio?
–Me encanta y me da mucho placer acompañar a Nico y a Rufi en su día a día. Cuando lo conocí a él no sabía todo lo que venía detrás. Fue una sorpresa enorme… No sabía que, de repente, íbamos a vivir juntos y que íbamos a formar una familia. Cuando arrancás una relación, no sabés en qué va a terminar. Y ellos me dan mucha felicidad y amor. Les agradezco que me llenaron la vida de alegría. Estaba acostumbrada a vivir sola, y de repente me encontré con este mundo, que me encanta.
