Desde que Sol Pérez (26) irrumpió en los medios fue un torbellino. Se destacó por su facilidad de palabra, por sus enfrentamientos con carácter y por sus llamativas curvas. Por un motivo o por otro, fue noticia semana tras semana. Pero más allá de las versiones de romance con distintos candidatos, entre ellos jugadores de fútbol, la integrante de Involucrados (en las mañanas de América 2), la ex chica del clima siempre se mostró solita. Incluso, en más de una oportunidad reconoció que a su corazón le costaba mucho enamorarse.
Hasta que cupido hizo su “trabajito” y sus definiciones se anularon. Hace cuatro años que conoce a Guido Mazzoni, dueño de un conocido gimnasio de entrenamiento de CrossFit. Durante todo este tiempo, el especialista en preparación física le insistió e insistió para que se acercara a uno de los gyms que tiene con sus hermanos, pero siempre se encontraba con la misma respuesta, un no.
La rubia estaba acostumbrada a seguir una rutina de actividades sola y no quería cambiar sus costumbres. Hasta que un día decidió probar suerte y, según contó, se re copó con la propuesta. Y así fue teniendo contacto semana a semana con Guido, de treinta y siete años, también abogado, y el amor impuso su magia. Tanto que los protagonistas de esta historia de amor se enamoraron y apostaron de lleno a lo que sienten.
“Me costaba mucho estar enamorada. Soy intensa, me hago cargo de que tengo un carácter difícil de llevar”, reconoció la voluptuosa modelo. Y ahora no se separan ni a sol ni a sombra, y los proyectos son una constante en la pareja. Mientras buscan casa para mudarse (Pérez ya no tiene lugar donde guardar su ropa), la idea es que el hogar sea para los dos.
Pero previamente a la mudanza celebraron encontrarse en la vida con un fogoso viaje a Brasil. Alojados en un cinco estrellas en Jericoacoara, con salida al mar, le hicieron honor a disfrutar de sus cuerpos, del sol y de la belleza del sentimiento que los une. ¡De lujo!