Tras varios meses –desde julio de este año– internado en el Instituto Médico de Alta Complejidad (IMAC), el lunes 9 de diciembre el corazón de Santiago Bal dejó de latir. Tenía 83 años y sobre sus hombros, una exitosa y riquísima trayectoria como actor, autor, director de televisión, cine y teatro. Fue parte de la época dorada del teatro de revista. Apenas se conoció la noticia, luego de que Carmen Barbieri lo anunciara en Intrusos, la colonia artística se volcó a despedirlo con todos los laureles.
La capocómica estaba invitada para hablar de la salud de Bal, de la temporada teatral, pero un llamado de su hijo Federico dándole la triste noticia minutos antes de salir al aire, cambió los planes de la entrevista. Santiago pasó los últimos días en coma farmacológico y durante este lapso, incluso en los últimos días que estuvo consciente, logró la unión de su familia.
Sus hijos, Federico, Mariano y Julieta lograron limar asperezas y mostrarse unidos para darle un final feliz a la historia. La escena de Santiago con sus tres hijos, todo con una sonrisa, quedará marcada como la mejor foto familiar que se llevó el artista. Si bien lo que sucedió no tomó de sorpresa al entorno, tampoco logró aliviar la tristeza. Quien se mostró muy acongojada fue Carmen.
Si bien estaban separados, desde que su salud cayó en desgracia fue quien estuvo ahí, prestándole el hombro y estando a disposición. “Este hombre fue el que me dio las alegrías más grandes, los disgustos más grandes también, pero es el papá de mí hijo. Ahora sí me dejó para siempre”.
Luego contó cómo fueron los últimos días. “Ayer –un día antes de su fallecimiento– estuve como hasta las 7 de la tarde. Le hablé, le dije que yo siempre estaba. Sé que él me escuchaba porque cuando le decía: ‘No te olvides que te amo’, las pulsaciones se le iban a 122”.
Por su parte, Federico también habló de la partida de su padre. “Estamos en paz, toda la familia se está acompañando en este momento durísimo, es el peor de mi vida. Pero lo vivimos con mucha paz, sentimos que papá se fue hace un tiempo y sólo quedaba la última garra que siempre tuvo. Lo pudimos ver y su carita transmite tranquilidad. Quedan los recuerdos y todo lo que nos dejó, que es muchísimo”.
