Afortunada en el trabajo, claro. Sin ninguna duda, María Eugenia Suárez (27) fue una de las protagonistasfemeninas que mejores críticas recibieron por su labor en Argentina, tierra de amor y venganza, precisamente una novela que fortaleció su papel por el contexto de prestigio que caracterizó a su elenco. Afortunada en el trabajo, claro. Porque con su personaje, la Polaca, consiguió contar desde su lugar los padecimientos de muchas mujeres en épocas de inmigración.
Culturalmente, la tarea de la China fue realmente elogiable y sin ninguna duda capaz de posicionarla como opción para sumarse a proyectos todavía más ambiciosos en un futuro no muy lejano. Afortunada en el trabajo, claro, pero no en el amor, un aspecto en el que le está costando afianzarse formalmente junto a un hombre.
Primero fue Nicolás Cabré, quien, se sabe, es el papá de Rufina (6), su hija mayor. Previamente a la formalización de su amor con el actual novio de Laurita Fernández, María Eugenia tuvo que tolerar la condena social por haber sido acusada de robarle el novio a Eugenia Tobal, que en esos momentos salía con el actor de Tu parte del trato.
Tras su convivencia con Cabré, la ex Casi ángeles nuevamente se vio envuelta en un escándalo de infidelidades cuando fue sorprendida, presuntamente, teniendo relaciones sexuales con Benjamín Vicuña (42) dentro un motorhome en el marco del rodaje de la película El hilo rojo. El lío que se generó en los medios no obedeció netamente al hecho en sí, es decir que María Eugenia y el chileno no fueron noticia básicamente por haber sido encontrados in fraganti en una situación íntima.
El problema fue Pampita, la responsable de irrumpir en el motorhome, en ese entonces esposa con papeles de Vicuña y madre de sus hijos. Previsiblemente, después de semejante decepción, Pampita le pidió el divorcio a Vicuña y comenzaron los cruces de acusaciones, en un 90 por ciento a través de los medios de comunicación. ¿Y a quién apuntaron como la culpable de desarmar una familia? Sí, por supuesto, a la China Suárez.
“Veo el futuro repetir el pasado, un museo de grandes novedades”, cantaría el pelado Gustavo Cordera en sus inicios con Bersuit Vergarabat. Excelente estrofa para describir el contexto en el que quedó salpicada, nuevamente, la actriz embrionaria de Cris Morena. Una especie de remake de la experiencia que ya le había tocado vivir alguna vez. Lejos de hacerse cargo del mote de “roba hombres”, María Eugenia se alió a Vicuña y juntos tuvieron que pilotear una verdadera tormenta.
Pese a la presión que Pampita ejercía sobre ellos a través de las entrevistas que brindaba o de sus declaraciones aisladas, la pareja conservó la homogeneidad y hasta coronó el vínculo con la llegada de Magnolia. La beba nació el 7 de febrero del año pasado y fue como la frutilla del postre para una relación que había demostrado una gran entereza, nadando contra la corriente y frente a las opiniones de las redes, que son muy crueles generalmente.
Este valor para saber sobrellevar los cuestionamientos invitó a imaginar un amor duradero, pero nuevamente la China se quedó sola. Vicuña partió a España por temas de trabajo y la actriz confirmó la separación. Su fortuna aparenta verse condenada a notarse solamente en el plano laboral, porque en el amor su suerte parecería estar echada.
Pero, como siempre en su vida, las fiesta trajeron paz y armonía. Y ahora los dos andan por el Uruguay en plan reconciliación.