Hubo un antes y un después en su vida desde que adquirió popularidad como el custodio de Ricardo Fort. Y si bien sigue en el rubro, Dany la Muerte, como lo apodaron, recuerda con mucho cariño al difunto chocolatero.
“Si bien llevo años trabajando como seguridad en la noche, estar con él 18 o 24 horas todos los días fue impresionante. Nunca pensé que iba a tener tanta popularidad. Fue trabajar a ese ritmo por tres años sin un día libre, y todo el día con gente alrededor. Era algo totalmente irreal, bizarro y divertido. Quizás estábamos acá y de repente Ricardo quería cenar algo en otra parte del mundo y nos íbamos a Ibiza. O estábamos en Puerto Madero y se le antojaba tomar un café en Madrid y nos íbamos con la ropa puesta. Siempre con el pasaporte encima era con Ricardo”, arranca, mientras a los 58 años muestra su musculoso y marcado cuerpo.
–¿Cómo nace este trabajo, arriesgar tu vida por otro?
–A los 21 años, de casualidad, cuando me fui a vivir a Brasil trabajé en una disco muy famosa de allá. Hago artes marciales desde que tengo 5 años. Me puse de novio y esa chica se fue a vivir a Alemania, donde su familia me ayudó para que hiciera un curso de guardaespaldas en Suiza. Trabajé con famosos en varias partes del mundo, porque era muy importante y valorado ese curso que hice. Desde los Rolling Stones, Claudia Schiffer, Johnny Depp, entre otros.
–¿Alguna vez sentiste miedo?
–Cuando te arriesgás la adrenalina fluye pero tratás de ser lo más profesional posible para que el cliente esté tranquilo de que está con vos. Después empecé a trabajar con famosos, y ahí manejás el anticipo.
–¿Sentís que a las mujeres las ratonea el guardaespaldas?
–Hubo muchas mujeres para las que trabajé, y siempre tuvimos la mejor onda, ¿se entiende? No sé por qué las ratoneás. Quizá se sienten protegidas, te cuentan todo y pasás las 24 horas con ellas.
–Con tu ritmo es difícil mantener una relación…
–No. Mi novia es una modelo de Playboy, de 22 años, divina, sabe de qué trabajo y yo de lo que trabaja ella, ya nos conocimos así. No somos celosos. Confiamos y sabe quién soy y trato de hacer las cosas lo mejor posible.
–Detrás de este hombre rudo, ¿hay un romántico?
–Trato de ser lo más dulce posible, que la mujer se sienta cómoda sexualmente y después empiezo yo. Trato de que ella se sienta satisfecha primero. Soy bastante dulce, más de lo que se piensan. Estoy feliz, en un gran momento personal.
–¿Le llevás unos cuantos años?
–Sí, bocha. Tengo 58 y voy a ser abuelo. En mi vida es todo nuevo, entre otras cosas salir con una chica de 22. Es un tema porque siempre tengo que pensar en ponerme en la cabeza de ella, porque es muy chica. Ella pone la música al mango, es obvio, y yo ya estoy para tonos más bajos. O somos desprolijos pero cada tanto ordena.
–En el sexo, ¿cantidad o calidad?
–Calidad siempre, pero ando bastante bien en las dos cosas. Hay que aguantar el ritmo de una de 22.