Las separaciones de las parejas con hijos pueden acarrear, en muchos casos, conflictos a posteriori. En ocasiones, se convierte en un modus operandi la manipulación de los niños por la tirantez de los padres. Daniela Lopilato, la hermana de Luisana, experimentó una historia muy bonita con Gastón Quieto, que duró siete años y de la cual llegó al mundo el pequeño Benicio.
Lamentablemente, el matrimonio naufragó y hace un año y medio que se divorciaron. Hasta ahí parte de lo cotidiano. Sin embargo, Gastón, que es ilusionista, radicó una denuncia por la vía legal por incumplimiento de la madre para la visita del pequeño.
En ese marco, Quieto visitó el piso de Los ángeles de la mañana para contar su historia, su punto de vista y su dolor. “Desde la separación se fue complicando la relación con Beni. Yo viajo mucho, trabajo afuera, ahora estoy en cruceros. Cuando vuelvo lo primero que quiero hacer es ver a mi nene, pero en los últimos tres meses solo lo ví tres horas”, detalló el ex cuñado de Luisana Lopilato.
El conductor Ángel de Brito trató de indagar las razones de esta dificultad, en que se basan las trabas. Gastón exteriorizó: “Siempre hay excusas, algunas muy extrañas. No nos podemos entender con Daniela. Muchas veces no me atiende, otras ocasiones arreglamos un horario, pero cuando llegó no hay nadie”.
Las panelistas intentaron averiguar si su trabajo en el exterior podría ser un impedimento o un detonador de poca paciencia de la madre. “Viví 20 años afuera, cuando empecé a salir con Daniel y tuvimos a Beni dejé todo y me vine a Argentina. Terminamos mal, pero no por un engaño, ni nada del estilo”, narró el ilusionista.
Por ahora solo surgió a escena la versión de un padre que reclama más tiempo con su hijo, todavía no salió a la luz la postura de la hermana de Luisana.
