Tipos rebeldes quedan pocos en el periodismo deportivo. Conductores que vayan al grano y no apunten a la diplomacia como salida salomónica, escasean. Por lo menos en televisión. Podría considerarse una estrategia de mercado, tal vez, pero lo cierto es que el debate circula sobre ejes más solemnes que antes.
Probablemente por esto la imagen de Flavio Azzaro (34) había crecido de manera meteórica en los últimos años. Con su programa Fútbol al horno, el periodista consiguió darle forma a algo distinto, en un contexto que lo favorecía, pues los colegas de su estilo fueron cayendo en peligro de extinción. Tan bien marchaba lo suyo en Canal 26 que sus seguidores lo consideraban “una fija” para renovar contrato y continuar en la pantalla los domingos al mediodía.
Las autoridades de la emisora habían sacado la misma conclusión: ya le habían ofrecido quedarse y sentarse a renegociar los intereses de ambas partes. Sin embargo, pese a las buenas señales que venía recibiendo de sus superiores, Flavio decidió pegar el volantazo y partir lejos, bien lejos de la Argentina.
España, Gibraltar, Andorra, Qatar, Omán, Emiratos Arabes, Tailandia y Malasia fueron algunos de los destinos que recorrió Azzaro desde que abandonó el país, detrás de un objetivo profesional: entrevistar futbolistas que se estén desempeñando en sitios recónditos, en ligas menores pero dentro de escenarios culturales tan particulares como atractivos.
“Acá todos me preguntan cosas de fútbol, que pensás de Beccacece (DT de Racing), de Russo (DT de Boca), cómo lo ves a Boca, a River… eso es una de las cosas más locas del viaje, haber desconectado, porque yo estaba prácticamente desnudo de información en la Argentina. Yo soy un tipo que anda mucho por la calle, toma subte, colectivo, no ando en un circulito", dijo.
"Obligatoriamente todos los días hablaba con gente, saludando, sacándome alguna foto, pero en un momento uno quiere ser un NN otra vez, así como antes deseamos dejar de serlo. Hace rato vengo anhelando volver a ser el que fui siempre y esto está bueno, estar alejado del día a día de allá…”, confesó el conductor.
Posteriormente, Azzaro rememoró algunas anécdotas que le tocó vivir en su excursión por el extranjero, por ejemplo “cuando pasé de un país tan rico como Emiratos Arabes a Bangladesh el cambio fue tremendo. Hay cosas que impactan. El grado de necesidad es tremendo. Ver mujeres cargando piedras en una obra en construcción, inclusive con la cabeza, es terrible. O ver gente bañándose con el mismo balde de agua con el que después cocinan. Hay que estar fuerte mentalmente para no partirse al medio. Esas cosas nos tienen que servir para aprender a valorar lo que se tiene”.
Un rebelde en suelos desconocidos para la mayoría. A Flavio Azzaro le iba bárbaro, pero igual decidió cambiar.