Alejada de la ficción, Sol Estevanez(41) atraviesa una nueva etapa en su vida. Y el motivo que lo sustenta es una dulce espera. Desde que se enteró de que estaba embarazada, decidió hacerse a un costado en su profesión y dejó para más adelante los guiones de telenovelas y los ensayos teatrales. En la intimidad de su casa, a casi 80 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, la hermana de Sebastián disfruta –con algunos pormenores– del último trimestre del crecimiento de su pancita. Casada con el polista Mariano Uranga, espera la llegada de su primera hija, después de que le diagnosticaron una leve trombofilia, por lo que debe inyectarse a diario con heparina, un anticoagulante para tratar la enfermedad. Feliz ante los meses que transitó y que aún tiene por delante, la actriz le hace frente a la ansiedad realizando algún que otro viajecito con su esposo, quien compite en distintos lugares del mundo.
Costumbre que aprovecha ahora, ya que después de la llegada de la niña la rutina familiar pasará a ser otra y ella no seguirá siendo coequiper de su amor porque optará por quedarse en Baires al cuidado de su princesa. Entusiasmada ante las primeras fiestas que pasa con un bebé en su panza, la morocha reconoce: “Toda mi vida me imaginé madre. Con mi esposo –con quien se conoció durante una cena en Miami y estuvieron dos años de novios antes de pasar por el registro civil– buscamos a la bebé y, gracias a Dios, llegó. Fue algo recontra deseado. Estamos recontra felices los dos”, expresó a corazón abierto.
En la víspera. Rodeada de caballos, flores, verde del pasto, árboles y una casona en la que disfruta de los amaneceres y atardeceres en tranquilidad, Sol dejó atrás las épocas en que los ataques de pánico le jugaban malas pasadas para recuperar la estabilidad emocional y proyectar una familia con el hombre más importante de su vida. “Todavía no caigo en que voy a ser mamá. Es un sueño que, la verdad, quería cumplir hacía mucho… Con el papá estamos muy ansiosos por la llegada de la nena. Calculamos que será para los primeros días de marzo”, adelantó Estevanez. Sin embargo, para ella, más allá de que los nueve meses de gestación valieron y siempre valdrán la pena, reconoce: “Admiro a las mujeres que dicen que este es el mejor estado, yo no puedo decir lo mismo. El hecho de ser mamá es lo que lo vuelve el momento más lindo, pero desde lo físico lo estoy pasando fatal. ¡Vomito desde el día uno! Es un desgaste terrible y me limita mucho. No me queda otra que cuidarme un poco más de lo normal y esperar a que pase. Los médicos me recomiendan evitar algunos alimentos y comer lo más sano posible para evitar el malestar”.Lo bueno sigue siendo la hermosa personita que llegará al mundo en los próximos meses y que la artista quiere ir por más. Su idea es seguir agrandando la familia y le encantaría que su próximo hijo fuera varón.
Sol Estevánez en la recta final de su embarazo
Sol junto a su pareja