A Fede Bal lo atraviesan las emociones. El tratamiento que lleva adelante contra un cáncer de intestinos, la consolidación de su romance con Sofía Aldrey, la cuarentena que no le permite enfrentar un momento tan difícil rodeado de amigos y familiares, la preocupante situación económica que atraviesa su madre. En medio de ese torbellino de sentimientos, encontró una bata del padre, se la probó y dejó un par de reflexiones para tener en cuenta.
La imagen habita en la memoria de todos quienes vimos alguna nota a Santiago Bal últimamente: muchas veces las daba enfundado en una bata a listones verticales grises y blancos. Revisando roperos, Federico la encontró, se la puso, se fotografió, subió la imagen a su cuenta de Instagram y, obviamente, se emocionó.
“Ordanando la casa y un placard, encontré una bata que era de mi viejo y me la puse” arrancó el actor, quien según su mamá, Carmen Barbieri, está “asombrado” porque lo llamó un montón de gente para saber sobre su estado de salud pero nunca recibió un mensaje de Marcelo Tinelli.
Fede experimentó una sensación placentera. “De golpe, el viaje fue hermoso. La textura, el olor, me hizo recordarlo y sentirlo más presente que nunca. Así que aunque parezca un loco que se escapó del manicomio, me saco una foto al espejo y la comparto con ustedes”, escribió junto a la imagen, donde se lo vio sonriente y con su pelo platinado convertido en una incipiente melena.
“¿Qué importante recordar a los que nos cuidan de arriba, no? ¿A ustedes les pasa lo mismo? ¿Sienten olores, ven lugares que les hacen recordar a sus familiares?” se preguntó Fede, a esas alturas emocionado hasta la médula.
DEL DOLOR A LA EMOCION
Santiago Bal falleció el 9 de diciembre de 2019 en horas del mediodía, a los 83 años, al cabo de una prolongada internación. Unas horas antes, sus tres hijos (Fede y los dos mayores, Mariano y Julieta) habían acordado una visita compartida para “decirle todo lo que sentimos por él” y que pueda “partir en paz habiendo saldado sus deudas con todos”.
En los últimos años había registrado un sinfín de problemas de salud, que se había deteriorado hace mucho tiempo cuando atravesó una larguísima internación de la que salió gracias a los médicos y a los cuidados rigurosos y permanentes de Carmen Barbieri, quien no dejó de llevarle la comida ni su voz de ánimo un solo día durante los casi 6 meses que duró aquel paso por el centro asistencial.
