#Devisitante sigue dando vueltas por todo el país. Y, esta vez, Diego Díaz y la cámara de Paparazzi llegó hasta Pilar, donde Fabián Poroto Cubero tiene su segunda casa (o tercera porque ahora es DT del Deportivo Italiano). En un mano a mano imperdible, el ex campeón del mundo con la Selección Argentina juvenil no dejó tema por tocar. Como en cada uno de nuestros reportajes.
-¿Qué es el Oliden Fútbol Club?
-Es un club de un hincha de Vélez, que conocí hace un tiempo. Acá funcionaba una escuelita de fútbol, que se terminó yendo, y como yo estaba con este proyecto la seguimos. Yo arranqué con mi primera escuelita de fútbol en Mar del Plata y ahora salió esta idea de poder desembarcar en Pilar, que es una zona muy linda, muy futbolera, deportista y demás. Me pareció una buena idea y, aparte, las instalaciones son increíbles.
-¿Decidiste vos por el final del fútbol o el fútbol decidió por vos?
-No, lo decidí yo. Esas son unos de los privilegios que siempre puede tener un jugador de fútbol, ¿no? Poder tomar la decisión hasta donde, antes que te retire el fútbol. Tengo muchos amigos, muchos compañeros, con muchas experiencias totalmente distintas, que por temas de lesiones han tenido que dejar de jugar al fútbol. Y la verdad que lo mejor que me pudo pasar es yo poder tomar la decisión: decir bueno, ¡hasta acá llegué yo! Me retiré jugando con 40 años. Estaba a días de cumplir 41.
-¿Te quedaste con las ganas de algo dentro del fútbol?
-Sí, por ahí jugar en la Selección mayor. Yo jugué en las selecciones juveniles: sub 17, sub 20, sub 21 y ahí me quedé. Hubo una convocatoria para el sub 23, que era el Preolímpico, pero yo venía de una lesión en la rodilla, que el técnico era Pekerman, que también tenía pensado citarme, pero por el tema de mi recuperación y demás no llegaba. Ahí me quedé. Obviamente me hubiese gustado jugar en la Selección mayor.
-Hablemos de compañeros. Para los que no lo conocen, estamos hablando con un tipo de un muestrario de bromas, jodas, chistes internos. Recién estaba mirando así materiales tuyos y hablabas con Pepe Chatruc de lo que había sido un día donde estabas tirando fosforitos, explosivos y te agarró el Pelado Isquia y te retó.
-Sí, sí, la verdad que sí. Era medio tremendo, pero siempre tenía que tener un compinche al lado, un aliado. En una época fue Augusto Fernández, otra época fue Nico Cabrera y, más atrás, mucho no hacía porque era pibe.
-Tenías que tener una espalda…
-Claro, no le iba a hacer jodas a Chilavert, Sotomayor, al Turco Asad, ni en pedo.
-¿Y a quién le hiciste la más pesada? ¿O alguna que recuerde que fue por ahí?
-La más sentimental y pesada fue al Tanque Silva. Jugué con fuego. La realidad es que fue no fue premeditado porque era época que habíamos salido campeones. Ahí, en la Villa Olímpica de Vélez, se ponían bengalas en el techo. Era un quilombo el vestuario, y en unos de sus prendí un flower y no sabía dónde tirarlo y lo metí en el mate del Tanque Silva. Voló en 10 mil pedazos. Intenté ver la posibilidad de poder pegarlo, pero era imposible, imposible. El estaba en la camilla masajéndose y fui con un miedo a decirle. Se lo había regalado el padre, tenía un Tanque hecho a mano. Fue un golpe muy duro. Pero no hubo revancha.
-¿Te la devolvió?
-No, pero algunas me hicieron a mí. Hubo varias del Gato Sessa. Yo lo quiero mucho, pero él es capaz de hacer cualquier cosa. Una vez me desvalijó la habitación porque yo les tiré los cd como si fueran frezzbee. Les tuve que pedir que me ayuden hasta subir hasta la cama.
-¿Amigos te quedaron de tu larga carrera?
-Amigos de salir a comer los fines de semana, no. Pero tengo muy buena relación con un montón de jugadores, como los campeones Sub20 de Malasia, que sigo hablando como con Romeo, Scaloni, Samuel, Aimar. Suelo ir bastante al predio de AFA a visitarlos cuando están ahí.
-¿Cómo te llevas con el técnico de la Selección? Por la institución que es desde que tiene el cinturón…
-Es otro tipo de relación. Yo a Lionel lo tengo allá arriba como persona. Para mí siempre fue el mismo el que es hoy o el que fue en el ’97, cuando salimos campeones. Pero era otra relación, otra gente. Nos juntábamos los dos para hacer jodas, ¿viste? Era del era de la camada de todo día jodiendo, haciendo chistes y demás. Hoy en día, es otro tipo de relación la que tenemos, más maduro.
-¿Te acordás tu reacción interna cuando supiste que iba a ser el DT de Argentina? ¿Lo llamaste?
-Sí, sí, me acuerdo que fue algo como sorpresivo. No me gustó mucho todas las críticas que recibió en su momento, porque yo soy muy creyente de que las oportunidades se le puede dar a cualquiera. No creo que un técnico tenga que tener una trayectoria para dirigir en tal lado. Hay muchos técnicos interinos que les ha ido muy bien y que les va muy bien hoy en día también y arrancaron como técnico interino o el mismo caso de Lionel. En la selección quedó demostrado, ¿no? Simplemente que hay que confiar, hay que ver qué carrera tuvo como futbolista y si es el momento o no.
-¿Vos veías cuando fue tu compañero que podría ser este DT?
-Como compañeros los ves, te das cuenta, te das cuenta. Por ejemplo, Gago. Fer Gago vos no sabías si le iba a ir bien o mal, pero te das cuenta que iba a laburar bien seguro. El cómo jugador vos ya lo veías. Si esto, si lo otro. Miren que los huecos están por acá, hagamos tal cosa como tal. Otra Siempre un equipo tiene técnicos dentro. Y él era uno.
-¿Vos cómo entrenador, no?
-A mí me gusta mucho, me apasiona muchísimo todo lo que es esto que te contaba hace un rato de enseñar, de poder transmitir todo el conocimiento y todo lo que yo he aprendido a lo largo de toda mi carrera.
-¿Terminaste mal con Vélez?
-No terminé mal con Vélez, pero sí me hubiese gustado salir de Vélez de otra manera. Con un poco más de respeto por todo lo que fue mi trayectoria. Terminé un poco dolido con la dirigencia actual: por todo cómo se manejaron con respecto a lo que fue mi salida. Yo hablo de la parte dirigencial, que fueron los que tomaron la decisión de de que yo no iba a continuar, que es respetable. Está bien porque es una nueva dirigencia y, obviamente, cada dirigencia decide de lo que quiere para para su club. Pero me parece yo merecía tener un poco más de respeto en cuanto a lo que fue toda la la dinámica y la forma en la que me sacaron del club.
-¿Sos buen padre?
-Sí, me considero un muy buen padre. Yo soy muy pasional, ¿viste? Y todo lo que hago le meto 100x100, como en el fútbol.
-¿Qué es Mica Viciconte en su vida?
-Mica es una compañera extraordinaria, extraordinaria. Es una persona que me alineó mucho, en muchas situaciones, en la cual yo tenía dudas. Ella me supo alinear, me supo corregir un montón de cosas, porque obviamente tengo un montón de defectos, que van con mi personalidad, pero que ella me ayuda mucho. Es un sostén muy importante para mí…
-¿Qué te corrigió?
-Yo con las nenas y con Luca soy muy permisivo y Mica es muy estructurada. Los límites, los horarios, cuando come el nene, cuando duerme, y todo eso que es muy importante en la crianza de los chicos se encarga ella porque soy muy liberal yo. Por ahí si se quedan conmigo y Mica no está por ahí, todos se terminan durmiendo a las 11 de la noche porque estamos viendo una película. Y un nene de dos años no se puede dormir tan tarde. Todas esas cosas las fui corrigiendo, en base a esto, a tener una compañera que los dos tiramos para el mismo lado. Y bueno, ella me supo dar una mano en todas estas situaciones.
-¿Quién es más celoso de los dos? Si es que hay uno de los dos que sea…
-Ninguno de los dos somos celosos, pero me parece que un poquito más yo. La verdad que, como te digo, no somos celosos.
-¿Y vos cómo manejaste el hecho de estar dentro de un plantel de fútbol con dos mujeres muy conocidas?
-Lo que pasa es que cuando estás dentro del plantel y dentro de tu grupo de buena gente hay joda de todo tipo. Me molestaban más con mis hijas que con mis mujeres. Es normal, y se el contexto. Distinto es con los rivales. Jamás me sacaron, eh. Siempre entendí el juego, y no entraba en esa. No era mucho de hablar en la cancha: no me ponía en el ida y vuelta de decir algo, de protestar. Yo le daba una patada y me iba, pegaba, ni te levantaba. O sea, nada, nada, cero. Pero con tema de las cargadas hoy en día está el agregado de las redes sociales. Y eso es jodido.
-¿Has sido un tipo atacado por la prensa o por las redes por toda tu vida fuera de la cancha?
-Sí, obvio, pero eso lo supe entender a tiempo.
-¿Qué te dolía de lo que te decían?
-Hay muchas situaciones y muchas cosas que se hablan por amiguismo, amiguismo. O sea, si yo tengo una, es una realidad que la gente obviamente a veces no la entiende o no la quiere entender. Pero si yo tengo un amigo en un programa de televisión y digo: che fulano, mira, pasa esto, esto, esto y lo otro, mi amigo lo repite o no, se arma con mala leche. A mí me muchas veces me pasa, que hay mucho amiguismo en el medio. Entonces todo lo que le cuentan algunos periodistas que son amigos de la otra parte, repiten, y nada que ver lo que ocurre en la realidad.
-Era una lucha despareja…
-Y sí. Y hoy sigue siéndolo. Yo no tengo amigos periodista. Tengo buena relación, pero no son mis amigos.
-¿Cuándo empezás una relación con Mica, habiendo tenido una experiencia con alguien del ambiente así, no dijiste no dos veces no me agarran?
-Lo que pasa que eso no se elige. La primera piedra la tiré yo. Ella tenía cero interés. Yo quería conocerla porque obviamente me gustaba y demás, pero es como todo, no había ni devolución de miradas. El gancho me lo hizo Santi Ladino con su pareja, con una amiga de Mica. Fuimos a comer empanadas a su casa, y ese día nada. Comimos y yo venía de jugar un partido, no tenía hambre. Era un embole. Vino, no tomaba porque cuando manejo no tomo vino. O sea, un desastre. Charlamos, nos conocimos todo, pero ese día no pasó absolutamente nada. Después coincidimos que me invitaron a ir al programa de ella. Ella misma me dijo y entonces seguimos hablando y demás. De a poco se fue dando con los mensajitos, hasta que nos fuimos conociendo.
-¿Cuándo fue el primer beso?
-Ceo que fue a los más de 20 días. Sí, más o menos, que fue después que yo fui al programa de ella, que una vez me invitó a ir a la casa. Fui después de un partido a ver una película y demás, y ahí fue el primer beso.
-¿Siempre fuiste un tipo que te fue bien con las chicas?
-No, para nada. No, no, para nada. Yo era bueno, yo cuando yo era chico, era un embole. Me costaba ir a encarar a las chicas por el miedo a que te rechacen. A un montón de chicas que me gustaba nunca le dije nada y pasó el tiempo.
-¿Y cuando apareció el demonio?
-Una vez que empezás a jugar al fútbol, que empezás a desenvolverte en el vestuario, que empezás a formar tu personalidad y demás, bueno, ahí sí eso rompió algunas barreras internas.
-¿De qué estás muy orgulloso, Fabián Cubero?
-De mi familia. De mis viejos, de mis hermanos, de mis cuñados, mis sobrinos, mis hijas. Mica.
-¿Y de qué te arrepentís?
-No, no me arrepiento. Sinceramente, nunca me arrepiento de nada porque creo que todo lo los los que considero aciertos o desaciertos son parte de aprendizaje. A Mica le digo que amo. No le gusta que le diga eso, eh. Varias veces le he hecho algún regalo romántico y le dijo Te amo. Y me responde: Tomátela. Ella cree que la palabra te amo representa más un gesto que una palabra. Eso es. Vos haces un buen gesto con ella y demás y ella sabe que vos la estás amando. Pero si se lo decís es como que no se le tiene una cosa, esa palabra.
-¿Y tu hijo Luca?
-Es un genio Luca. Luca, te amo, te adoro con toda mi alma. Obviamente a las tres nenas, también, las adoro, son mi sostén de mi vida. Las amo y, bueno, me encantan. Me encanta tener tres hijas como la que tengo. Luca ya va a ver esta nota en algún momento, ¿no? Cuando esté en las redes sociales va a googlear y también va a saber lo orgulloso que está papá.