Diego Díaz es el nuevo entrevistador de Paparazzi. Y, en su sección, #devisitante, habla cara a cara con los jugadores y ex de nuestro país en una charla para todos los gustos. Ahora, Díaz se encontró con Matías Defederico, en el bar de Palermo donde oficial de RRPP, y le dio rienda suelta a un repo impredible.
“Acá estamos organizando los viernes cenas con amigos y conocidos. La idea siempre con Mario, el dueño, fue empezar con amigos y que se haga el efecto cadena. Queremos que sea un lugar para la gente del fútbol y amigos de la noche, que siempre se me ha criticado por eso”, contó Matías.
-¿Fuiste un tipo de la noche?
-No, salía lo normal. Pero bueno, tal vez, a la exposición que tenía, una salida mía no era lo mismo que otro jugador.
-Y si tuvieras que calificar: ¿fuiste un gran profesional o solamente un profesional?
-No, fui lo profesional que tuve que haber sido. Yo sabía los día que se podía salir y los días que no. Cuando se gana se puede salir tranquilamente: cuando las cosas van bien, no hay dramas; el tema es cuando las cosas no van tan bien y ahí se puede complicar.
-¿Y alguna vez llegaste a un entrenamiento, no digo un partido, no en las mejores condiciones?
-Si salía en la semana a comer algún vinito te tomas, pero no por eso caías borracho.
-¿Tenés algún vicio?
-Después de que dejé de jugar empecé con el cigarrillo. Creo que fue más que nada por un tema de ansiedad, ¿viste? Lo mío fue que dejé de jugar en pandemia y fue como un día para el otro. No lo venía analizando, dejar de jugar y listo.
-Terminaste en Agropecuario.
-Sí, yo había estado en Grecia. Me surge la posibilidad de venir acá a Agro y me quedé un año y medio. Y no fumaba, sinceramente. Me agarra pandemia, venía con una idea de se terminó, pero seguí. Hace dos años cuando tuve mi separación dejé seis meses, pero volví a jugar: me fui a Grecia y luego, bueno, volví acá. Pero un día me levanté y dije no jugó más. Este es mi punto final, no sentí como que no tenía más nada para dar. Tenía 30. Y ya tenía el tanque medio lleno.
-Hoy tenés 34 años. ¿Sentís que terminó todo?
-Sí, ya estoy lejísimo. Pero es una cuestión diferente: estoy jugando en el senior de Huracán, juego en un Intercountries en el barrio donde vivo. Me muevo. Me gusta el fútbol, pero ya desde el disfrute. No estaría preparado de la cabeza para ir a entrenar todos los días. No es algo que me vuelve loco ya. Esa chispita, esa pasión, la llevo ahora a mis amigos, al senior, pero no estoy para seguir otro ritmo. Pasaron casi 15 años de carrera profesional y ya no estoy a esa altura, ya no por una cuestión psicológica.
-Ahora estás con esto de las relaciones públicas. ¿No se te ocurrió por el lado del fútbol?
-Hice el curso, pero cuando dejo de jugar me tomé como un año sabático y empecé con el negocio de la barbería. Pensé: ¿Me hago entrenador, no me hago, me dedico a la tele, panelista? Me fui dando cuenta que a medida que fue pasando el tiempo, no tenía esa misma pasión que cuando empecé a jugar a la pelota. Y me dije que no era por acá.
-¿Qué pasa con la cabeza de un jugador en el momento del retiro? ¿Es peligroso? Ahora estamos con el tema de Daniel Osvaldo y su depresión. ¿A vos te pasó una vez que dejaste algo parecido?
-Es verdad que tenés mucho tiempo libre y la cabeza cuando no estás ocupado va para otros lados. La rutina era diferente, muy. Pero de repente te levantas un día y decís: no juego más y al otro día te levantás a las 10:00 y decís me pongo la pava. Es raro todo. Difícil.
-¿Sos un buen papá?
-Una vez me lo preguntaron eso y siempre digo lo mismo: lo van a decir mis hijas. Me considero y trato de hacer todo lo bueno que mi viejo me enseñó.
-¿Te consideras un papá presente?
-Sí, sí, sí. Hasta el lugar que me dan, sí. Siempre trato de sumar algo con mis hijas: por ejemplo, hoy están jugando al fútbol y trato de ocuparme de eso porque también es algo que a mí me encanta y tal vez del otro lado no es la pasión; entonces trato siempre de sumar por ahí.
-Esta puede ser una pregunta así como media torpe: vos tenés 34 y tus hijas más grandes tienen 10. Fran 9. ¿Fueron buscadas? ¿Vos querías a los 23 años ser papá?
-No es un tema que dijimos, vamos. Pero siempre sabiendo, siempre sabiendo que estaba la posibilidad, hicimos lo que hicimos. Y fueron siempre bienvenidas. Con la madre de ellas siempre lo buscamos, lo deseamos y vos sabés cuando te cuidas y cuando no. La verdad que hoy lo más lindo y lo que más te gusta hacer es estar con ellas. Y ahora el tema de fútbol me apasiona, me apasiona porque las veo felices.
-¿A dónde juegan?
-Ahora están en una escuelita en River, allá por Benavídez, porque vivimos en la zona. ¿Qué jueguen en Huracán? Me encantaría, me encantaría, pero también son procesos, recién están empezando: empezaron en mi barrio, donde vivo yo, tipo escuelita y ahora estamos en River.
-¿Son hinchas de Huracán?
-No, me dicen que son bosteras, me dicen que son bosteras. Viene por el lado de la casa. Estoy ahí tramitando hacerlas socia de Huracán. Pero está claro que el interés no es el mismo.
-¿Cómo juegan?
-Charis es muy parecida a mí, delantera. Olvidate. Son derechas las dos. Belu se adapta a todo, pero me parece que es mejor. Arrancó de defensora, pasó al medio y ahora está delantera con la hermana. Pero una cuestión también creo que es genética. Y sí, juegan bien, juegan bien.
-¿Con quién mantenés relación del fútbol, de los que jugaste, de los que compartiste?
-Hoy con tema senior también te vuelves a reencontrar muchísimo; tal vez que no fueron compañeros, pero lo has enfrentado y hoy ya desde otro lugar. Recién estamos hablando un poco atrás con Pato Toranzo, que es un uno de los pocos amigos que realmente me dejó el fútbol. Yo paso casi todos los años con la familia del Flaco Pastore, con sus hermanos.
-Tenés un gran nivel en Huracán, sale en subcampeones, ¿te quedó así el veneno, te dura todavía esa calentura de no poder salir campeón?
-Yo nunca salir campeón en Primera. Y con todas las cosas que hay hoy en el fútbol hubiéramos salido campeones. Con el VAR era para nosotros. No me entra en la cabeza que no fue falta a Monzón en esa jugada que lo rompen.
-¿Qué pasó después? ¿Esa noche?
-Estuve tres días sin dormir. Me acuerdo que en ese momento estaba de novio con alguien y me decía, porque hacía como real 48 horas que no dormía y lloraba y lloraba, y me decía: “Tranquilízate boludo, por favor”. ¿Viste? Tal vez no entendía. Es un partido y yo le digo que no es un partido: “Es gloria, no pasa por plata, no pasa por nada, es gloria”. O sea y yo al ser hincha de Huracán me preguntaba si eso vuelve alguna vez.
-Después aparece en tu vida la posibilidad de tu primer viaje al exterior y ahí aparecen esos compañeritos, esa posibilidad que no sé si alguna vez imaginabas, pero que sos uno de los tipos que tiene el placer de poder contar. Yo compartí un plantel con Ronaldo, con El Fenómeno, y con Roberto Carlos también.
-Me acuerdo que entro al club y estaba Ronaldo haciendo bicicleta, yo no sabía si saludarlo. Me agarró el médico y me mostró las instalaciones, que esto, que lo otro, y ahí estaba el gordo ahí. Me dio la bienvenida y me trataron 11 puntos los dos. Yo creo que a ver: no todos podemos ser jugadores de elite. Ellos tienen un don aparte sin dudas, pero creo que también a eso hay que sumarle la persona. Y ellos lo son.
-¿Te costaba relacionarte con estos dos monstruos o enseguida se rompió el hielo?
-No, al principio me costó también. Yo soy un poco tímido en eso. Y ellos tienen como dos caracteres: un día comes con ellos y al día siguiente no te saludan. No porque era Argentino, sino porque ellos eran así. Ronaldo organizó una fiesta muy grande. Y estamos todos. Yo me saqué fotos con Vampeta, que era mi ídolo en la play. Había muchas celebridades, pero yo no conocía a nadie porque hacía tres meses que había llegado al país.
-¿Después también Maradona te convoca a la Selección?
-Estaba cenando con un tío en una parrilla. No hay más que eso, vestir la camiseta de la Selección. El primer contacto fue en el predio, en la cancha. En ese momento estaba el Rolfi, que era el capitán, Bergesio, Pepe Sand, Otamendi. Y cuando termina la practica viene el Diego, me abraza y me dice: “Mirá que el miércoles vas a jugar, pero el enganche es el Rolfi porque es el capitán. Vas a jugar por izquierda”. Y yo le respondí: “Poneme donde vos quieras. Voy al arco si querés”. Es el día de hoy que me agarra piel de gallina porque no había tenido nunca contacto con él.
-Te mató.
-Y sí. Lo difícil que habrá sido ser él, y que venga uno a dar lecciones de moral no lo puedo creer. Me ha pasado a mi mucho con todas las cosas mías. Y escuchar a gente hablar. No sé. Ni me conocés. ¿De qué podés hablar de mí? Con Diego no se han portado bien. Y lo digo desde el fanatismo porque no me voy a meter nunca en su vida privada porque no soy quién, no lo conozco. Lo conocí como técnico y para mí fue el más grande que tuve. Es feo que sigan porque no puede ni defenderse y me parece que merece todo el respeto del mundo por todo lo que nos dio a los argentinos.
-¿Te arrepentís de algo?
-Sí, obviamente. Hoy ya alejado del fútbol lo veo. Tuve contratos muy buenos, pero los dejé por temas familiares o por no por no querer estar lejos de mis hijas. En ese momento tomé una buena decisión pensando en la familia, en lo general. Pero hoy con el diario del lunes tendría que haber sido un poquito más egoísta en el decir: “Esta es mi carrera, yo lo elegí y lo voy a hacer por ellas también”. Me tendría que haber quedado en lugares que tal vez dejé llenar.
-Te iba a asegurar el futuro mejor.
-Hacer un esfuerzo más de unos años, porque total, en ese momento la estaba pasando mal porque estaba solo afuera. Entonces tal vez hacer un esfuerzo más, que era también de mis hijas, obviamente, porque ella también me han tenido mucho tiempo ausente, pero por laburo, porque era parte de mi trabajo. Tendría que haber sido un poco más egoísta en ese sentido, de decir no escuchar tanto lo que me decían. Y hoy toda esa gente que me decía esto, esto, esto no está más acá; entonces, o sea, también era beneficioso para esa, esa se entiende. Tendría que haber sido un poquito más egoísta en ese sentido para para el propósito que hoy mis hijas están bien, pero podrían estar un poco mejor.
-Mandales un mensajito a ellas.
-Las amo con todo mi corazón y son lo más lindo que tengo en mi vida. Siempre traté de hacer lo mejor. No hay mucho más porque yo hablo mucho con ellas. Ya son grandes, y entienden muchas cosas de lo que años anteriores no. Hoy elijo que ellas sean libres en decidir y elegir cosas que a ella le hagan bien y uno estar ahí, latente. Pero yo creo que todo se aprende y de todo hay que estar ahí, al costadito, nunca adelante ni atrás, siempre al costado de ellas.