Instalada desde diciembre en Córdoba, la bailarina se encuentra nuevamente haciendo temporada en Carlos Paz con el espectáculo Complejo Malambo. Luego de un año bastante movido a nivel laboral y sin hacer un parate para descansar, Celeste Muriega (30) encontró la manera de disfrutar sus tiempos libres al máximo en las sierras.
“Mis vacaciones serían poder hacer temporada porque tuve que pedir libre en los programas de televisión en los que estaba para venir a hacer teatro a Carlos Paz. No estaría teniendo vacaciones y, por eso, trato de disfrutar todos los momentos”, arranca la bella morocha que, además, recibió la visita de su novio, con quien comparte paseos.
Y cuenta: “Vino Alejo a visitarme una semanita y fuimos a la tarde a las aerosillas. Lo estaba esperando ansiosa. La idea era que los viajes y visitas fueran equitativos. Ya había ido dos veces para Mar del Plata y él me acompañó para el estreno. Fui a la costa para Año nuevo y para su cumpleaños, así que ahora volvió él. En el mes lo vi cuatro veces… ¡es un montón! Estamos bien, disfrutado actividades de tarde, paseando y, al mismo tiempo, me acompaña al teatro porque le gusta la obra y la disfruta. Cuando estábamos en calle Corrientes fue nueve veces a ver la obra”, confiesa la morocha.
–Después de un 2019 súper cargado laboralmente, ¿cómo viene el 2020?
–Hasta que no se concretan los proyectos, no lo digo. Por una cuestión de cábala también. El año pasado fue muy movido, de lunes a viernes estaba con la conducción de un programa de tarde en Canal 26 y al mismo tiempo como panelista en Implacables. Y entre todo eso la minigira con el espectáculo Bien Argentino, íbamos y veníamos. Fue un 2019 bastante intenso. A esto se suman las campañas publicitarias, cosas para redes, fotos, conducciones en lugares. Por suerte, laburé un montón.
–En cuanto a la relación sentimental con Alejo Clerici, ¿cómo están hoy después de alguna crisis que pasaron?
–Carlos Paz tiene una historia linda ya que acá lo conocí a Alejo. El primer mate que tomé y que me dio fue en una excursión que estaba haciendo y me lo crucé. Después hubo un montón de tiempo sin que pasara nada. Y así como se dio que nos conocimos en Carlos Paz, acá también nos separamos. Fueron cuatro meses de separación, distancia y, por eso, me había quedado ese gustito amargo. Ahora volví a la villa a doblar la apuesta y pasó todo lo que no había pasado antes. Estamos bien, haciendo las cosas bien y disfrutando de nuestro presente.
–¿Durante el año conviven?
–Probamos de todo. Arrancamos la relación a distancia, lo veía dos o tres veces al año, más o menos, porque él estaba en Dubai y yo acá. Compromisos laborales por los cuales no podía viajar y Alejo tenía sus cosas que le impedían venir a verme. Aún así pudimos seguir. Después, convivimos. Ya probamos eso con dos años de convivencia hasta que vinimos a Carlos Paz y se produjo la separación. Después, hasta el día de hoy probamos con el noviazgo, con casas separadas. Y a partir de 2020 se viene algo nuevo: vamos a ir por la semiconvivencia. ¿Qué sería eso? Yo por trabajo necesito estar sí o sí en Capital y él tiene su base donde en un principio habíamos arrancado. Cuando viene a Capital tenemos un lugar en común. No es una convivencia absoluta y cada uno tiene sus tiempos y un lugar para estar juntos, ver series, cenar, charlar y las cosas cotidianas que sin convivencia se pierden.
–¿Está en los planes ser madre?
–No lo hemos charlado mucho. Pero los dos sabemos que no es el momento ideal. De todos modos, sí quiero ser madre. No sé si él quiere o lo tiene en planes. Eso se irá viendo con el correr del tiempo. En lo que a este presente refiere, no está en nuestros planes. No se descarta la posibilidad, yo quisiera serlo y espero que con él. Me encantaría, obviamente.
