Siempre fue aficionada y amante del trabajo, y así como eso le trajo muchas satisfacciones, también incluyó algunos disgustos. Por eso, Silvina Escudero (36) apostó a una decisión poco habitual en ella: este verano no hacer teatro. La temporada pasada ella y Federico, su novio hace dos años y medio, no la pasaron nada bien.
La morocha estaba instalada en Villa Carlos Paz, donde se subía a las tablas y oficiaba de movilera. Y su pareja iba y venía de Buenos Aires a Córdoba y de Córdoba a Buenos Aires, para verse apenas dos –o en algunas contadas ocasiones tres– días a la semana. Así fue la rutina y el contacto que mantuvieron los enamorados durante tres meses, y eso fisuró la relación. Al punto que, de regreso, los problemas se instalaron en la relación, cuando iban a ser épocas en las que concretarían una mudanza conjunta para arrancar una vida bajo el mismo techo.
Por un tiempito quedaron interrumpidos los planes, como consecuencia de una crisis que se instaló y que derivó en una separación. Pero el amor fue más fuerte, Escudero tenía clara su postura.
“Fede es el compañero con el que me gustaría compartir mi vida. Es un hombre de pocas palabras, no es un charlatán. El se hizo cargo de todo cuando pasó lo de mi papá (atravesó un delicado problema de salud). Me encantaría entrar de blanco a la ceremonia religiosa con mi papá. Que mis sobrinos o perros traigan los anillos. Que vengan todos nuestros amigos y que podamos celebrar nuestra historia juntos. Pero él está en duda", empezó.
"Me dice que quiere compartir la vida conmigo, que tengamos hijos, que hagamos una familia. Si lo hace, lo hace por mí, pero me gustaría que sea por él también. Dice que es gastar mucha plata y que, mejor, hagamos un cuarto más en la casa o que la guardemos para el colegio de nuestros hijos”, confió Silvina, en las páginas de Paparazzi.
Desconectados. A mediados de septiembre, la actriz y su novio se dieron una nueva oportunidad y continuó la historia de amor que supo unirlos. Ya instalados en la casa nueva, en un conocido country, y habiendo pasado las fiestas como familia que ya son, armaron las valijas con destino definido: Playa del Carmen, México.
La parejita se instaló en el Ocean Riviera Paradise, un renombrado cinco estrellas de la zona, all inclusive. Y desde el suntuoso hotel, Escudero y Federico planearon sus días de descanso, lejos de las actividades programadas que les propuso el lugar. La idea era escapar de todo y de todos. Por eso, también dejaron de lado sus teléfonos celulares y el mundo WhatsApp para dedicarse al pleno relax en la playa.
Desde tempranito y hasta que bajaba el sol, se instalaban en la orilla del mar a contemplar, a mimarse lejos de los tiempos que impone el trabajo y hasta hacer un casi topless por parte de la bailarina, claro. Al mediodía también almorzaban entre la arena y el mar, por las tardes compartían sabrosos mates, y cuando la luna se hacía ver disfrutaban de las noches que ofrecía el hotel, a pura diversión, baile y ricas comidas lugareñas. “Trabajo mucho desde siempre y entendí que está bueno priorizar la vida personal”, resumió la hermana de Vanina.