Madonna vuelve a estar en boca de todos. Esta vez, Israel decidió demandar a sus representantes por su actuación en el Festival de Eurovisión.
El show fue en mayo, y, más allá de los serios inconvenientes que tuvo con su voz, al finalizar el show uno de sus bailarines hizo algo que molestó a muchos.
El problema fue que el bailarín desplegó una bandera de Palestina en pleno escenario de Tel Aviv.
La demanda es por 390 mil euros, cifra insignificante para la diva del Pop teniendo en cuenta que por ese concierto cobró la exorbitante cifra de 1 millón de dólares sólo por actuar 15 minutos.
Este caché lo pagó un millonario de origen israelí, que quiso llevar a la Reina del Pop a Tel Aviv a cualquier precio.
El magnate no calculó bien los riesgos que siempre conlleva contratar a Madonna, conocida por no ser precisamente amiga de quedarse callada con determinados temas.
Su presencia es única en este festival, que por primera vez tuvo a una artista de la talla de Madonna, por lo que las expectativas eran altas.
Según informó Variety, la demanda de la televisión pública israelí es contra Live Nation y Live Nation Israel, es decir, los representantes legales de Madonna en el país de Oriente Próximo.