“Ich Liebe dich”, lo primero que aprendió a decir en alemán. ¿Adivinen quién fue el que se lo enseñó? La traducción es más sencilla que pronunciar semejante trabalenguas: todo eso quiere decir “te amo” y el que le dio las clases a Evangelina Anderson fue su marido, el ex futbolista Martín Demichelis.
La familia decidió radicarse en Múnich tras el final de la carrera deportiva del zaguero y ella, de a poco, se va adaptando a las costumbres de un país tan distinto al nuestro. Muuuuy de a poco en realidad, porque en plena Oktoberfest, acaso la celebración más grande que reúne a millones y millones de teutones y teutonas, la rubia se vistió con atuendos bávaros, bailó las danzas típicas y aderezó las salchichas con chucrut, pero en vez de cerveza, la “bebida nacional alemana”, prefirió el mate. Nuestro mate. Porque así se siente un poquito cerca de la Argentina, a la que extraña y añora.
“La Oktoberfest es legendaria. Dura dos semanas en un campo y junta a 6 millones de personas. Es la fiesta cervecera más grande y popular del mundo. Es una tradición que acá no se quiere perder nadie y nosotros fuimos, claro. Nos pusimos las ropas típicas pero antes de tomar unos chopps quise tomarme unos mates porque no quería disimular nuestra argentinidad de ninguna manera. Ni en la Oktoberfest me pude despegar de esto que me hace recordar tanto a mi país”, explicó Evangelina al borde de la emoción.
En tierras germanas, la rubia comparte sus días con su marido y sus tres hijos, que hablan el idioma a la perfección. Ella, en cambio, está dando sus primeros pasos. Y con el profe que tiene seguro que son más divertidas las lecciones. Incluso, para olvidarse alguna vez de la rigidez de esa lengua y decirle cada tanto “como yerba no hay…”.
