Ya pasó mucho tiempo de ese Axl de la época de los ’90 que corría por los escenarios, bailaba de forma sensual, cantaba como un mismísimo dios del rock y sacaba suspiros alrededor de todo el mundo con esa rojiza cabellera y su icónica bandana en la cabeza.
Hoy, después de todas las idas y vueltas de la banda y en su vida personal podemos ver un Axl que ni se parece al que describimos recién. Con 57 años, observamos al cantante con un notable sobrepeso, falta de estado físico que no le permite demostrar la misma energía que mostraba en el escenario y encendía a sus fans y hasta su voz ha perdido esa potencia imnotizante.
En 2016 la estrella del rock durante un show sorpresa se fracturó el quinto metatarsiano de su pie izquierdo. No dudó en volver a los escenarios con el pie enyesado y hasta suplantó a Brian Johnson, el cantante de AC/DC que estaba batallando con un cáncer de garganta, sentado en un sillón ultra rockero que hicieron para él. Por suerte el tiempo pasó y el cantante sanó como era de esperarse.
La caída
En esta ocasión, Rose volvió a tener un traspié sobre el escenario y mientras cantaba el clásico de Bob Dylan: "Knockin' On Heaven's Door". El ícono iba caminando hacia atrás y resbaló por completo debido a que el piso estaba mojado. El rockero fue a parar directamente al piso dónde se quedó acostado por unos momentos.
Si bien todos esperaban la ira de Axl, él se levantó, tomó un trapo y secó el piso para que nadie más sufriera un accidente. Luego le pidió disculpas al público y siguió cantando. Con esto, el vocalista principal de los Guns & Roses nos demuestra que quizás si aprendió a respetar los shows y los fans en este tiempo.