Siempre ha jugado al filo de la polémica. Su ADN tiene que ver con eso: con la capacidad de dividir fuertemente las aguas y desafiar las críticas, inclusive, saliendo a confrontar si lo considera necesario. Wanda Nara, en determinadas cosas, continúa siendo un chica de barrio. No por su perfil, pues la ostentación que la caracteriza últimamente no guarda ningún tipo de semejanza con la humildad y las necesidades de su niñez.
Lo decimos por otras conductas, que en principio aparentarían ser incompatibles con el ambiente top en el que se mueve, pero que reflejan la rebeldía que adquirió cuando jugaba en las veredas del Bajo Boulogne. En los barrios el paradigma cultural es distinto. Pocos respetan los sentidos de circulación vehicular, varios se atreven a salir con el auto sin registro o sabiendo claramente que están en falta, y para otros, directamente, lo único que importa es que el coche arranque.
Esas experiencias no se borran nunca y a veces la imprudencia se termina naturalizando, aún cuando el contexto es otro y ciertas actitudes se vuelven todavía más repudiables. Hoy la rubia tiene “todo”. Buen pasar, amor, un marido famoso como Mauro Icardi y una familia numerosa y muy unida, pese a sus conflictos internos.
Así no
Las carencias son parte del pasado y actualmente no hay excusas que justifiquen comportamientos que no encuadran dentro de la ley y que tienen olor a ruleta rusa. A Wanda la han criticado muchísimo en estos últimos días por haber documentado una riesgosa experiencia que vivió junto a Valentino, uno de los varones que tuvo en su relación con Maxi López.
Según lo que puede apreciarse en las dos historias que subió a Instagram, Wanda está manejando con un celular en su mano derecha, grabándose, mientras el pequeño va sentado en la butaca del acompañante y sonríe para la filmación. Previsiblemente, no faltaron los seguidores que le manifestaron su desacuerdo y la acusaron de no cuidar a su hijo. Wanda es así. Siempre al límite. En el Bajo Boulogne o en las “paquetas” carreteras de Milán, jamás pierde la esencia de la calle.
