En 2005, después de mucho vivir en uno de sus departamentos en la tradicional Avenida Collins, Susana Giménez tomó una de las mejores decisiones de su vida: invirtió en una casona a refaccionar en la zona de Miami Beach (estamos hablando de Miami, claro), por una suma cercana a los 2 millones de dólares (hoy no vale menos de 5 palos verdes).
Junto al mar, con lugar para atracar su propio barco, la diva se enamoró ni bien la vio y desde ese momento puso manos a la obra: no tiene el lujo de su chacra en Punta del Este, pero esta es SU casa, donde pasa todos los años el mes de febrero junto a sus amigas, sin la necesidad de tener chofer y mucama las 24 horas al día.
Ella misma se encarga de las compras y de los cambios que le quiere hacer a la propiedad. “Es muy común verla en el Home Depot, que sería el Easy de la Argentina”, dicen.
En Miami, Su se mueve en su Rolls Royce blanco y guarda en su garage un chiche: camioneta 4x4 amarilla. Las tardes las pasa mirando el mar desde la pileta que se hizo constuir a poco de haber comprado la casa. Susana tiene pensado permanecer durante unos diez días más y luego regresar a Buenos Aires para pensar en su show de TV.
No y no. Aunque Su siempre quiere invertir, esta vez dijo lo que nadie esperaba: decidió no agrandarse más en los Estados Unidos. Desde hace años tiene 11 departamentos de lujo en Miami y estaba con muchas ganas de ir por el 12. Sin embargo, por razones que por ahora no se escucharon, la diva decidió quedarse fuera de la docena.