En el primer semestre del año pasado, Christophe Krywonis (54) apostó a una decisión trascendental: exponerse a una cirugía de manga gástrica. Desde entonces, la vida del cocinero cambió por completo. No sólo por haber perdido treinta kilos sino también por las modificaciones saludables que esto implicó para su vida. Integrante de la segunda temporada de Bake off, los domingos a la noche por Telefe, habla de su nueva vida.
“Trabajo en la tevé argentina, en Telefe hace varios años, pero no sé si soy famoso… Estoy contento de estar, no sé si en la gráfica figuro más adelante o atrás que los otros jurados. Los tres jurados acompañamos a Paula como conductora y a los participantes, que son maravillosos. Una de las ventajas de la operación que tuve es que te volvés muy sereno y confiado. Cuando me llamaron para decirme que se iba a atrasar la salida al aire –estaba previsto que saliese el año pasado–, confiaba en que iba a suceder cuando el canal lo considerara apropiado porque teníamos un gran contenido para esta nueva temporada", contó.
"Ahora estoy muy feliz de que el programa esté en pantalla. Me quedé sorprendido con el nivel general de los participantes, algo que vi pocas veces en todos los realities de los que fui parte. Creo que vamos a tener diecisiete semanas increíbles con este programa”, aseguró el reconocido chef internacional.
“La respuesta que empieza a llegar del público con el correr de los programas es de mucho respeto, admiración y, una cosa que me sorprendió mucho, es que inspiré a mucha gente a cuidarse más. Está bueno, no lo tenía visto desde ese ángulo. Yo lo hice por cuidarme, por supuesto. Pero ver, por ejemplo, a un albañil que desde lo alto de su andamio, siendo gordito, me preguntó si valía la pena cuidarse, me emocionó y me generó una grata sorpresa", expresó.
"También fui a dar charlas al Hospital de Clínicas porque los que me operaron son parte del equipo de nutrición de ahí, y eso estuvo muy bueno. Hago lo que puedo, pero con mucho respeto y humildad porque yo también puedo volver a caer. No quiero ser un ejemplo. Si lo soy me alegro, pero quiero decir que todo pasa por la cabeza”, reconoció reflexivo.
–Factor fundamental, ¿no?
–Somos seres humanos, no somos perfectos. Sé que, como les ha pasado a otros, me puede pasar a mí. Obvio, hago todo para que no pase. Hago terapia y me cuido mucho, pero sigo quemando mucho azúcar. Como no tengo más diabetes, me puedo dar este gusto.
–¿Cómo te llevás con la imagen que hoy te devuelve el espejo?
–Tengo un problema muy grande: muchas veces salgo a la calle y me doy cuenta de que no me peiné. ¡No me miro nunca al espejo! Pero cuando me miro, a veces me digo: está bien, bajé de peso pero no me creo un sex symbol ni el rey de nada. Soy una persona de casi cincuenta y cinco años que se quiere cuidar, con un cuerpo normal y que aspira a tener una vida sana para compartirla con su familia, con mis hijas y mis nietos, a los que amo. Quiero que todos estén bien alrededor mío y seguir cocinando.
–¿Qué te dicen tus nietos ahora que te ven diferente?
–Te voy a pasar un reporte de Felipe, que fue a las tres semanas de volver a mi casa. Cuando me operé, antes tuve una previa en la que bajé un poco de peso… Volví a casa, había bajado diez kilos y estaba súper contento. Felipe me agarró, me dijo que estaba todo bien, pero que seguía siendo gordito. Después pasé por un proceso de dieta líquida durante quince días en que no lo vi. Y después de la operación yo estaba medio cansado y no nos vimos tampoco… A la semana siguiente me vio en mi casa, se quedó con la boca abierta, me abrazó y ahí si me dijo que estaba más flaco. Esa emoción del pendejo todavía me conmueve de solo recordarlo. Mis hijas, nietos, amigos están todos muy contentos y yo por estar así.
–¿Por delante tenés alguna cirugía más?
–Tengo que solucionar un problema de una hernia y, si puedo, voy a aprovechar para sacarme un poquito de la la busarda que tengo todavía, no voy a mentir. Pero mi trabajo, el compromiso de bajar de peso y mantenerme está lográndose.
–¿Cómo te cuidás?
–Estoy haciendo ejercicios, pero tengo que tonificar más todavía. Pero sí me cuido mucho… Por ejemplo, me sirven una porción de risotto, como cuatro o cinco bocados y ya estoy. Tengo un privilegio muy grande que no sabía al momento de operarme y es con la cirugía si hay algo que no te cuesta comer es el dulce porque es lo más fácil de digerir. Le doy mucha importancia al líquido, a tomar agua. Como equilibrado, estoy atento a todo pero en una medida normal, tomo vitaminas a la mañana y a la noche.
–¿Hay algo que añorabas y pudiste volver a hacer?
–¡Atarme los cordones de las zapatillas, sentarme en un solo asiento del avión sin tener problema o agacharme a levantar algo del piso sin tener que arrodillarme! Esas cosas de la cotidianidad que son normales para todos menos para nosotros. Tengo más energía, estoy disfrutando de mi esfuerzo, valoro mucho lo que hice.
–¿Seguís soltero?
–Nunca busqué pareja. Sigo esperando que llegue alguien que me mueva el piso. Estoy solo, tranquilo, tratando de pasar todo el tiempo que puedo en familia. Si surge una chica que me sepa conquistar, será bienvenida. Tener una buena compañera de vida ya sería mucho. Estoy bien como estoy, honestamente no busco nada, disfruto de la vida.
–¿Con el cambio estético que hiciste se te acercaron con propuestas amorosas?
–Igual que antes… siempre chicas y chicos se me acercan. Es más, hay gente que me dice que le gustaba más cuando estaba gordito, es muy gracioso eso. Hay un chiste que no hago más, que había hecho yo y que vale para todos lo que les dicen “gordos” a sus amigos. Muchos amigos me decían “gordo” y ahora estoy más flaco que muchos de ellos. Me di cuenta que el “Hola, gor, ¿cómo estás?”, les dolía. Aprendamos a respetar a los gordos por lo que son como personas.
–¿Te gustaría ser la cabeza de alguna cruzada para defender sus derechos?
–Uno tiene que asumir que es gordo, lo que no quiero es marginalizarlo. Y en cuanto a lo social, aprovecho para decir que estoy muy concientizado por el tema del Chaco con una ONG que se llama Chatas solidarias, que hace mucho para que los niños y las mujeres del Chaco tengan una vida un poco más digna. Me conmoví mucho con este tema y mi lucha de este año va a ser apoyar a esta causa que tanto nos necesita.
–Por último, te cambio de tema. Parte de tu familia y amigos viven en Francia, ¿cómo están viviendo la pandemia del coronavirus?
–Tengo un problema y una virtud: no leo los diarios. Un amigo que vino de Italia me contó lo que está pasando allá, no sabía. Me mandan chistes malos por WhatsApp todo el tiempo. Mi familia, por suerte, está muy bien. Se cuidan, pero no se dejan enganchar por el dramatismo.