Hay algunos que tienen que hacer 57.000 cosas para lograr una mínima atención de la gente. Y hay otros -Juana Viale, por ejemplo- que son noticia y centro de atracción sin mover un músculo. Es así, sin más. Para muestra vale un ejemplo: la nieta de Mirtha Legrand pasa un verano completa y absolutamente silencioso, pero publicó una foto vieja y causó una revolución en las redes sociales.
Después de un 2020 que cualquiera hubiera hecho de taquito pero para ella fue agotador (trabajó dos veces por semana, sábados y domingos, para reemplazar a su abuela completamente aislada desde que estalló la pandemia de coronavirus) el verano de 2021 le presentó una serie de desafíos: cómo aprovechar el tiempo de descanso sin levantar mucho el avispero y cómo solucionar la imposibilidad de ir al Uruguay, que ante el crecimiento de los casos le puso candado a sus fronteras.
Con la opción de Punta del Este descartada, Juana pensó en otros destinos. Claro, a su estilo y con sus posibilidades económicas. No buscó un departamentito en La Perla, en Mar del Plata, o una casita en Mar de Ajó, en el partido de la Costa. Tampoco se metió en internet para ver cuánto estaba el Plusmar o El Cóndor ida y vuelta. Para nada: avión y hotel cinco estrellas.
Como "muchos argentinos" (los que tienen plata, bah, porque la abrumadora mayoría de la gente, entre la malaria que hay y el julepe que provoca el Covid, no puede ir ni a la esquina), Juana se fue a Miami como si el dólar valiera dos guitas y resultara tan sencillo conseguirlo. Y bue... eñ que tiene plata hace lo que quiere.
Juana, que pertenece a una de las familias con más linaje del mundo farandulero local, descansa allí recostada sobre blancos camastros (en Necochea se les dice "reposeras", pero allá son más glamorosos) abajo de palmeras y sobre arenas blancas: desde esa posición mira al mar. Si el clima da, se permite algunos chapuzones. South Beach, Fort Lauderdale, Ocean. Las playas tienen esos nombres, bastante más sofisticados que Bajada 8, Parador 5 o "La 20".
Con su celular y sus manos, además, maneja ese mundo mágico y a veces indescrifrable que es el de las redes sociales. ¿Qué hizo? Publicó una foto con el toso desnudo donde se le ven la espalda, los tatuajes y la mitad de su cara.
El horizonte es bien bonito: se observa un mar turquesa y calmo. Profundamente quieto. La imagen no es de ahora, sino que tiene un tiempo ya: "Unos años atrás..." escribió ella. Tan sólo tres palabras y tres puntos suspensivos. Nada más. Y nada menos: en unos minutos ya tenía más de 30 mil "me gustas".
Y bueno, vacaciones. No se cosa que se pueda fatigar...
