Tamara Báez, como muchísimas personas, tiene varios tatuajes a lo largo de su cuerpo. Por gusto, por moda, por capricho, con un sentido especial: las motivaciones a la hora de tatuarse son muchas. Pero hay que agregar una razón a esta lista: la pura juventud e inconsciencia.
Por eso, suele pasar que esos primeros diseños que se tatúan en la adolescencia, con los años causan risa. ¿Quién no conoce el caso de alguien que se arrepiente de haberse tatuado un duende, un delfín, un tribal, el escudo de Los Piojos o el de un equipo de fútbol que, con el tiempo, se vuelve un manchón difuso?
¿Cuántos “Vive, ríe, sueña”, cuántos “Soltar” y "Querer es crear" generarán el bochorno y la carcajada en un futuro? Consciente de que su decisión no coincide con lo que haría hoy, Tamara se animó a mostrar el primer diseño en tinta que orgullosamente plasmó en su piel en el pasado.
“Mi primer tatuaje. Muestren el primero de ustedes”, escribió la ex de L-Gante en sus historias de Instagram, muerta de risa, al lucir aquel dibujo con el que debutó con las agujas a una tierna edad: un cupido con alas que en vez de llevar arco y flecha, porta un arma.
Y mientras se viralizó un video donde se la ve al natural y sin filtros, Tamara aún reclama por un justo acuerdo económico con Elián Valenzuela por la manutención de su hija Jamaica, por quien pidió un millón de pesos mensuales, un chiste en relación a lo que gana el músico.
“Acá tenemos todo, menos la cuota alimentaria. ¿Con qué se paga la luz, la obra social y demás? Una vergüenza, la voy a mantener con fideos a mi bebé, ahora. Yo no puedo creer esto”, lanzó la joven en los últimos días, al dejar expuesto el drama que mantiene con el papá de su nena.