Hace unos días fui al programa de Pampita y lo pasamos genial. Hablamos de una cosa, de la otra, chusmeamos un poco. Hacía rato que no nos veíamos con todo este tema de la pandemia, y auque al principio me daba un poco de miedo salir a la calle, bueno, no queda otra, de alguna manera hay que seguir la vida. No podemos pasarnos todo el tiempo encerrados.
Saludé, me fui, y estaba muy tranquilo hasta que a los pocos días zas, llegó la noticia menos esperada: Corita Debarbieri, una de las panelistas del programa, estaba con coronavirus, pobrecita. No había tenido mucho contacto con ella, pero en un momento le había dado el celu para que me sacara una foto con Pampita. Entonces, charlando con la gente de la productora decidimos que lo mejor era hacerme el hisopado.
El trámite no fue complicado. Por ahí un poco molesto, pero más por la situación que por el procedimiento en sí. Una vez que estás ahí , listo, no te queda otra que ponerte en manos de los médicos y esperar que ellos actúen y te den alguna indicación para seguirla al pie de la letra.
Lo raro vino después, cuando tuve que esperar el resultado del testeo. No sé cuantas horas fueron. ¿Doce? ¿Algunas más? No lo sé, pero parecieron siglos hasta que me llamaron y me informaron que era negativo, igual que el de Pampita y el resto de los que se lo habían hecho.
Esas horas fueron terribles. Porque te ponés a pensar en un monton de situaciones que se pueden dar, y dudás: ¿La toqué, me acerqué de más, el contacto fue estrecho, para qué le di el teléfono, para qué nos quisimos sacar una foto con Pampita, no podríamos haber esperado un tiempo más.
También me pregunté qué pasaba si era positivo. Me tenía que quedar aislado. Empezas a ver en Google todos los casos que hay y por un lado no sabés si quedarte tranquilo porque la enorme mayoría lo pasa sin grandes problemas ni complicaciones o si debés preocuparte porque en Twitter mucha gente joven pone que salió adelante y la pasó mal.
Además, yo vivo solo. ¿Quién podría atenderme esas dos semanas de aislamiento total y absoluto? ¿Y la cómida? ¿Y los mandados? ¿Alguien se atrevería a venir, a traerme algo, o por lo menos a dejarme algo atrás de la puerta? ¡Cuántas preguntas!
Todas las dudas, los temores, las preocupaciones, los miedos, los nervios y el frío que recorre el cuerpo cuando se pone a pensar en los casos feos desaparecieron en ese segundo en que me dieron el resultado negativo.
Ojalá Corita se termine de recuperar como corresponde. Por lo que tengo entendido, en poco tiempo ya va a recibir el alta. Y a todos: a seguir cuidándonos con las recomendaciones de los especialistas. Distanciamiento social, lavado de manos, uso del barbijo. A rajatabla. Más vale prevenir que curar, siempre.