Goles. Fama. Pases. Títulos. Desbordes. Fotos. Tapas de revistas. Vueltas olímpicas. Mujeres delirando. Gritos, abrazos, fotos, flashes, luces, música, el seleccionado, el mundial.
Todo ese frenético carrusel de aplausos, medallas y besos en el que se había convertido la vida de Pocho Lavezzi se completó con un dato impactante: para el campeonto de 2014 que se jugó en Brasil era el futbolista mejor pago del planeta.
Al lado de Lavezzi estaba ella. Delicada, elegante, sofisticada, pispireta, alegre, divertida, compinche, piola, pata. Yanina Screpante primero dudó, pero después decidió "largar todo" para seguirlo por el mundo. La fortuna era tentadora, pero ella iba atrás de otra cosa.
Conocer, cultivarse, enriquecer el alma y el espíritu. "Compro esto, meto una guita acá, gasto allá" le decía él. A ella, ni fu ni fa. La chica sólo quería divertirse.
No sabía que 7 años después, uno de los "mirá lo que compré" a los que no le llevó el apunte se transformaría en su peor pesadilla. En las últimas horas una jueza sentenció en favor de Lavezzi, desde hace más de dos años su ex, en el juicio por desalojo que le inició tras la ruptura.
Al menos hasta que una apelación diga lo contrario, la modelo debe abandonar el departamento donde vive.
La propiedad -como todo lo que compró Lavezzi- está su nombre, queda en Olivos y es realmente extraordinaria. Cualquier hijo de vecina diría "tiene todos los chiches". En el mundo del glamour, mientras tanto, para contar lo mismo emplean un muy señorial "los amenities y la deco son top".
Cuando mira por alguno de los enormes ventanales del derpa, Yanina Screpante ve el Río de la Plata. Y la costanera al fondo, arbolada, cuidada y frondosa. La vista se pierde en el horizonte y cuenta la leyenda que en algunas mañanas muy pero muy diáfanas, si uno esfuerza bastante la vista se puede apreciar algo de la costa uruguaya. ¿Será?
Si tiene calor, mucho o poco, Yanina puede refrescarse dándose un chapuzón en la pileta de natación -muy bonita- de la cual dispone por vivir allí. En ese lugar, además, aprovechó para sacarse fotos, subirlas a sus redes sociales y meter el chivo de algunas marcas de bikinis. Y sí, de algo hay que vivir.
Los ambientes son muy amplios y para decorarlos -es experta en la materia y tiene muy buena mano- Screpante eligió los colores claros y pasteles para la enorme mayoría de los espacios. Eso, por supuesto, brinda amplitud y comodidad. También les puso mucho verde. Muuuuucho. Algunos rincones parecen la selva. Ella se encargó de todo aunque estaban muy poco tiempo ahí. La terraza también le gusta. Allí se siente libre.
Cuando se separaron imaginó que el espacio quedaría naturalmente para ella. Se encontró con una sorpresa desagradable; el Pocho no quería saber nada. Ni con dejarle el departamento ni con volver a hablar con ella. ¿Qué pasó ahí? algún día se sabrá.
Igual no la dejó tirada del otro: según Yanina Latorre le "donó" un palo y medio verde. ¡Guauuu! Con razón ella decía que el "departamentito" con pileta, parrilla, ventanales, vista al río, cocina, comedor, departamentos, hidromasaje, habitaciones, verde, deck y "todos los chiches" y los "amenities y la deco top" era un vuelto para él.