De fondo estaba el estadio de Huracán. Por ahí cerquita, una de las terminales del CEAMSE. La escenografía no justificaba hacerse demasiada ilusión de cara al futuro. Carros tirados por caballos, chicos pidiendo limosna en la avenida Alcorta y la maldita inseguridad amenazante una vez que el sol comenzaba a despedirse. La villa Zavaleta, hoy mucho más urbanizada que en aquellas épocas, jamás fue para cualquiera. Al igual que el resto de los sitios más pobres de Capital Federal, era necesario, como requisito excluyente, aprender a convivir con el hacinamiento. Y también, claro está, a arreglarse con poco.
Ni más ni menos que eso hizo Barby Franco (27). Pasó su niñez sin darle importancia a lo material, disfrutó de un plato de guiso como si fuese sushi y la enseñanza la condujo a valorar los lujos que hoy puede darse. En el camino conoció a Fernando Burlando y su vida cambió, gracias también, por supuesto, a su paso por la televisión como azafata de Guido Kaczka.
Con el abogado pudo olvidarse de las goteras del techo, de la cocina/pieza/comedor y de la ropa que le regalaban los propios vecinos. Hoy come en los restaurantes más prestigiosos del mundo, duerme en los hoteles más caros y elige su indumentaria en la Quinta Avenida. Todo un giro para la modelo que, pese a un cambio tan radical, conservó su esencia y cada tanto se embarra los tacos para visitar a los amigos de su niñez en el lugar que la vio crecer. Ya no lo hace, obviamente, tomando el 46. Va en coche, en “naves”, como dirían los pibes de la esquina.
Pero nadie la toca porque aún con varios billetes en la guantera mantiene intacto su perfil de chica de barrio. Pero así como con cierta repetición frecuenta la villa Zavaleta, también se codea con las altas esferas. Recientemente, Barby viajó a Estados Unidos junto a su pareja, y desde allí compartió por las redes sociales algunas imágenes que hablaron por sí solas.
Mientras Burlando sigue de cerca el transcurso de la causa por el crimen, atroz y alevoso, de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, los dos disfrutaron de paseos por shoppings, tardes de yates y momentos íntimos para darle paso a las charlas más sensatas. Tan profundas parecen haber sido esas conversaciones que ella, quien generalmente no es de andar dedicando poesías por Internet y prefiere hablar sus asuntos conyugales personalmente, le escribió unas sentidas palabra a Burlando, valorando la tarea que viene ejerciendo en la defensa del joven que murió a manos de los rugbiers de Zárate.
“Sos mi héroe. Simplemente gracias”, fue la frase que eligió la modelo para destacar la tarea de su novio al frente de la causa que se lleva adelante en la justicia de Dolores. Por supuesto que, al margen de su agradecimiento, Barby no olvidó saludar a Fernando por su cumpleaños, justamente la razón que motivó las vacaciones en Disney. “Feliz cumple, amor mío… Nunca dejes de sonreír… Nuestros caminos unidos al fin…”.
Previsiblemente, esta afirmación de Barby el pasado 10 de febrero, cuando Burlando sopló su velita número 55, despertó suspicacias. Elucubraciones. ¿Hablar de “caminos unidos al fin” significará casamiento? El tiempo dirá si en Estados Unidos hubo boda en secreto o si se trató de una declaración surgida al azar. No se ve la cancha de Huracán. Sólo Mickey, Pluto y sus restantes amigos. Quizás Orlando los haya convencido de dar el sí. Quién sabe…