La frase es tan antigua como la costumbre de hacer asado a la parrilla para acompañar un encuentro entre amigos o amigas: hace “mil años” que las bisabuelas (decir “las abuelas” ya queda medio cortón) vienen insistiendo con la teoría de que “al hombre se lo conquista por el estómago”.
En el caso de Gastón Soffritti y Antonella Pauletto, aunque medio de casualidad, las abuelas tienen razón. El propio rompecorazones lo admitió, reciente y risueñamente, en sus cuentas personales de Internet. Fue para dedicarle a su chica –¿será la que lo conquiste definitivamente, después de tantos tropiezos amorosos?– un tierno mensaje de cariño. Porque ahora no se usan las cartas o los pasacalles como se utilizaban en las épocas de las “bis” y de las “abuelas”. Ahora se postea en Insta, o en Twitter, o se sube una “story”… y chau pinela. Todo dicho.
Así que Soffritti apuntó sus dedos directo al teclado y se largó a escribir. Y como quien no quiere la cosa, reveló el particular arranque de esta historia de amor que, por ahora, cuando el verano veinteveinte se empieza a despedir, aún los encuentra amarraditos. “Cuando empezamos a salir con Anto –describió el actor–, hablamos una semana entera por WhatsApp como si nos conociéramos de toda la vida. Pero había un problema. Yo estaba de viaje y no podíamos encontrarnos. Pegamos tanta onda que quedamos en vernos cuando yo volviera, el primer día. Y eso hicimos”.
La parte más interesante llegó después: “Nuestra primera salida fue ahí por Nuñez. ¿Qué hicimos? Comimos mollejas en una parrilla. Fue un momento hermoso que quedó grabado y se volvió inmortal”. Ahí tienen: Antonella no prendió el horno ni hirvió siquiera un huevo. No preparó una ensalada ni tuvo que sasonar una carne para mandarla a las brasas. Sin embargo, vio sonreír a Soffritti frente a un buen plato de achuras y supo que su corazoncito dejaría de estar vacante.
Cuando él escribió eso, ella contestó rápidamente. No se la jugó tanto, no contó nada especial, pero aun con pocas palabras se las arregló para sumarle un poco de chimichurri a lo que había redactado su muchacho. “Te amo, bebi, me hacés tan pero tan feliz…”
Repasar el Instagram de la morocha sirve para conocerla un poco más. Ella misma se autotituló “la más intensa” porque ante un viaje de él confesó que al segundo día ya lo extrañaba como si se hubiera ido hace un año. “En mis fotos queda claro lo que siento por él. Mi cara lo dice todo”, expresó Antonella sobre Soffritti, quien combina sus tiempos como actor con las horas que le lleva practicar deporte, su otra gran pasión.
El muchacho, tan fanático de San Lorenzo de Almagro como el mismísimo Marcelo Tinelli, juega al golf como si se tratara de un profesional. Cuentan incluso que hasta tendría ganas de anotarse en algún torneo del circuito más importante de esa actividad. La vida es una sola, y encima es muy corta, hay que darse los gustos cuando uno puede. También lo dicen las abuelas. Y ellas, en general, dan en la tecla. Dale, Gastón…