Sigue sus propias reglas y no se detiene a mirar o pensar en el qué dirán. Con su manera tan particular, sigue abriéndose caminos, marcando un rumbo y buscando nuevos desafíos. Calu Rivero (32) se presenta como amante de la naturaleza, de las cosas simples, como una persona capaz de buscar en el horizonte las pequeñas cosas de la vida. Ama la libertad y poder mostrarse frontal, tierna y con esa sensibilidad que siempre expresó a flor de piel.
La clave de este gran presente, tanto personal como profesional, lo encuentra en que pudo redescubrirse a sí misma desde su cuerpo. Lejos del pudor o de pensar dos veces qué hacer o qué no a la hora de mostrarse en paños menores, frente en alto, hace lo que dictamina su cabeza. Hace un tiempo se fue a vivir a Estados Unidos por cuestiones laborales, a desenvolverse como modelo y actriz, y esa esencia que siempre tuvo no cambió.
“Estoy en una etapa en la que escucho fuertemente a mi cuerpo. Lo aprecio muchísimo y reconozco cuán importante es el flujo de energía. Mi cuerpo es mi inspiración. Estoy fascinada con mi cuerpo, mi femineidad y mi sangre”, cuenta ella.
Desde Nueva York, disfruta de sus nuevos proyectos rodeada de amor. Allí suele parar en Watkins Glen, un pequeño pueblito alejado de la gran ciudad, donde logra encontrar esa conexión que dice tener con las plantas. Esto no es lo único que la tiene flotando y mirando a todos desde otra perspectiva. Desde que está de novia con el músico Joaquín Vitola, el ex de Flor Torrente, quien mostró su enojo, volvió a sonreír y a disfrutar del amor. Se mostraron en Punta del Este el pasado verano, y desde entonces no dejan de hacer cosas juntos.
Si bien comenzaron con el freno de mano puesto, se fueron soltando a medida que vieron que son el uno para el otro. “Estoy enamoradísima, y el amor me pone divertida, con ganas de bailar. El tiempo nos demostró que tenemos un montón de cosas en común, y eso siempre es bienvenido”.
Aprovechando su estadía en tierras estadounidenses, la morocha no deja de visitar diferentes ciudades y empaparse de nuevas culturas. Los Angeles y Manhattan son lugares que visita con frecuencia por cuestiones laborales y hasta por hobby.
Más allá de estar viviendo en armonía, como desconectada de la realidad, Calu demuestra que está atenta a los acontecimientos y, sobre todo, a la distancia, empapada de lo que sucede en estas latitudes. En este punto, disfruta de los cambios y del trato que se le está dando a la mujer en la pantalla chica.
“Creo que se están viendo grandes cambios, en los guiones ya no están exigiendo tantos desnudos y los actores varones son más cuidadosos en las escenas de cama, ya no recurren al beso salvaje, como sucedía hasta hace poco. Durante mucho tiempo se abusó del cuerpo de la mujer y estaba naturalizado, creo que ahora eso va cambiando”, le había contado a Telam.
