Un ángel acaba de ascender al cielo. Un ser de luz, de esos que trascienden y dejan una huella imborrable. Selva Alemán partió de este universo, tras descompensarse en su hogar y llegar a la clínica Zabala, del barrio de Colegiales, donde un infarto desencadenó su partida de este plano.
El dolor se apoderó de toda la sociedad y en particular en el mundo del espectáculo, donde supo desenvolverse con maestría merced a su talento descomunal, el que la impulsó a sobresalir y distinguirse durante décadas en diferentes interpretaciones en televisión, teatro y cine.
En todo su recorrido por la vida, Selva disfrutó de una historia de amor maravillosa, la que escribió con el genial Arturo Puig, con quien compartió cincuenta años de relación, de un sentimiento sano, recíproco, que alcanzó su punto máximo con el casamiento en 2001.
Recientemente, Arturo visitó el ciclo de Tomás Dente, en una charla muy intimista y en un momento le mostraron un saludo muy especial que le grabó su esposa. Ahí, Aleman le expresó con mucha honestidad: “Estoy acá dispuesta a seguir compartiendo con vos todos los momentos buenos de la vida. Te mando un beso grande, te quiero”.
LA HISTORIA DE AMOR DE SELVA ALEMÁN Y ARTURO PUIG
Tras escuchar a su mujer, y con una luminosidad en su mirada, Arturo abrió su corazón y expresó: “Selva divina, hace muchos años que estamos juntos, muchos años”. Acto seguido, el actor recordó el momento inicial de su relación, la piedra basal.
Y luego agregó: “Siempre dice una cosa, que nosotros yo había terminado una novela y ella estaba retirada y volvía a trabajar. Y Romay dijo que trabajemos juntos, yo no la conocía, si de haberla visto en alguna novela. Nos juntó a todo el elenco la directora y cuando nos conocimos fue como un impacto. Y ella dice siempre que cuando me vio sintió que yo era de la familia. Pasó un tiempo después, y ahí estamos juntos”.
