Es tan especial que hasta cuesta encasillarla dentro de un estilo. La casona donde Hernán Drago y su ex esposa, Bárbara Cudich, pasan su famosa y particular cuarentena juntos es simple y sencillamente única. No le cabe otro calificativo.
Está ubicada al norte del Gran Buenos Aires. En uno de los rincones más selectos de uno de los barrios cerrados más coquetos de esa zona donde los emprendimientos de ese tipo abundan y se encuentran a cada paso.
La casa es altamente llamativa. Es imposible que pase inadvertida hasta para aquellos que tienen acceso al barrio y están acostumbrados a observar construciones palaciegas y de ensueño.
Cudich, quien ha cultivado el perfil bajo a lo largo de las dos decadas de relación que llevó con el modelo numero uno del país (a decir verdad, es mucho más famoso y renombrado ahora que hace, por ejemplo, cuatro o cinco años), es una fanática de la madera, la naturaleza y los colores cálidos y es sindicada como la responsable del increíble y maravilloso diseño de la vivienda.
La casa es toda de "madera y concreto", como le gusta decir a ella, y se podrìa agregar enormes ventanales que permiten la llegada de la luz a todos los ambientes y que desde todas las habitaciones se vea el río.
El río, sí: por detrás del jardín atraviesa un curso de agua (no muy caudaloso, a decir verdad) donde algunos vecinos practican deportes naúticos o, si el tiempo lo permite, navegan a baja velocidad dada la mansedumbre del ríacho.
En el jardín no solo hay pasto, flores y algún que otro árbol. El verde abunda por los cuatro costados, pero también hay juegos (ella diseña hamacas artesanales que son "un 10" según la opinión de quienes las probaron y las conocen) que alegraron muchas mañanas y muchas tardes de los dos hijos. Ahora los chicos están más grandes y hacen la suya.
También hay un sector para cocinar carnes a las brasas, a la lena o a la cruz. En cualquier casa común se le diría una parrilla, o un quincho. En una vivienda de esa naturaleza se le llama de esa forma distintiva.
También hay una piscina. Que no será olímpica ni muy grande, no va a permitir que haya cinco personas nadando al mismo tiempo, pero es muy bonita y permite refrescarse y pasar un buen momento.
El exterior se combina con un interior donde las estructuras no son rígidas. No hay un living de 4 por 5 o de 7 por 4. No. Las medidas son difíciles de estimar porque los ambientes son irregulares. Hay hasta entrepisos y escalones que la vuelven una casa dinámica y diferente a tdo lo conocido.
Con Drago viajando por todo el mundo para desarrollar su trabajo como modelo, la que pasó mucho más tiempo pensando ideas y estrategias de decoración fue ella. Y demostró tener un gusto extraordinario, refinado, sobrio y muy inclinado por lo natural.
Quienes visitan la casa, que no son muchas personas, lo destacan y se lo hacen saber. De acuerdo a la opinión de quienes la conocen, cuentan que podría ser nota de cualquier revista de decoración o arquitectura.
A veces, incluso, se animan a bromear con que "Bárbara la dejo bárbara" jugando con el nombre de ella y el espectacular sentido que le dio a cada elemento que hizo ingresar a la propiedad.
Frente a sus ventanales, mirando a la naturaleza, respirando el aire puro con aromas a árboles con fragancias exquisitas, acariciando la madera que marca tendencia en cada sector de la casona, acuñaron el sueño de una vida juntos.
Finalmente, no pudo ser. El amor no se fue, pero el deseo de la vida haciéndose compañía sí. Ya no está. el se apuró en aclarar que a veces hasta comen los cuatro juntos y hablan de sus cosas en muy buen tono, pero que no hay chances de una vuelta atrás en la decisión de separarse.
"Fuimos a hacer terapia de pareja para ver si podíamos de hablar de algunas cosas y de algunos temas que nos estaban costando, y para ver si habia manera de salir adelante con la relación" manifestó él en una reciente visita al programa LAM.
Ella siempre optó por el silencio y se refugió en la calidez de la familia y de sus afectos. Y se dedicó a su actividad como una artesana de la madera: "todo lo que toca lo deja hecho una maravilla" dicen quienes la frecuentan y conocen sus habilidades en esas cuestiones.
El se dejó tentar por las cámaras y hoy la está rompiendo en el programa de Guido Kaczka, cuya mano sabia para esas circunstancias lo transformó en uno de los solteros más codiciados del país.
Esa exposición lo llevó rápidamente a despertar el interés de los distintos programas periodísticos de la tele. Y allí, claro está, le preguntaron por cuestiones de su vida privada. Algunas un poco incómodas: por ejemplo, quisieron saber si Bárbara ya empezó una nueva relación. El, cuando estuvo en el ciclo de Guido Kazcka, no dijo ni mu del tema pero mostró algo de su casona.
Para muchos es raro que habiéndose decidido la separación sigan viviendo bajo el mismo techo. Viendo la casa que tienen no debería llamar la atención.