Marcos Ginocchio fue el ganador de la última edición de Gran Hermano, arrasando en la votación y consagrándose en lo más alto del reality. En ese contexto, desde entonces llamó la atención la pulsera que llevaba en su muñeca y que fue la que Valentina, su hermana, le regaló cuando ingresó a la casa.
Recordemos que en ese entonces la joven salteña le dijo al por entonces jugador que el obsequio venía de parte de su madrina Marichu. Sin embargo, en las redes sociales siempre se especuló otra versión, que indica que se la habría enviado Julieta Illescas, la novia que el participante tenía.
Y si bien es cierto que fue un elemento clave para protegerse y lograr mejores vibras en la recta final de Gran Hermano, por estos días llamó la atención que Marcos sigue llevando la misma pulsera en su brazo. Así lo descubrió Adriana Bravista a través de su cuenta de Twitter.
"Marcos es muy inteligente. Esta foto con la pulsera que le mandó Juli Illescas a Gran Hermano es un claro mensaje. Sobre todo después de estos dos días donde se han dicho mentiras, ambigüedades y enigmáticos", escribió. Además, destacó que ambos tienen la misma pulsera, que se siguen en Instagram y hasta utilizan anillo. ¿Significará algo?
La pulsera que usó Marcos a lo largo de todo el certamen es un diseño tejido en hilo encerado de color rojo con un ojo turco en el medio. La misma resulta ser uno de los amuletos más populares que existen en el mundo, y por supuesto que tiene un significado.
¿De qué se trata? El ojo turco es un símbolo muy particular que, casi siempre, es de color azul con diferentes tonalidades y que desde siempre ha sido usado como un protector del mal de ojo. Al participante este amuleto lo acompañó en todo momento, siendo clave en la etapa decisiva del reality.
Originario de Turquía, este amuleto tiene un profundo significado que está muy arraigado a esta zona del Mediterráneo haciendo que, muchas personas, lo tengan en casa, lo lleven como abalorio o se lo tatúen en la piel para protegerse de las malas energías.
Se usa principalmente en países como Turquía y Grecia, aunque su popularidad se extendió a todo el mundo. El uso de este amuleto se relaciona con una creencia, que una persona puede transmitir mediante su mirada el mal o el suceso de malas cosas para otra persona.
