Eduardo Feinmann, de 64 años, y Lucía Auat, de 38, mantienen una relación amorosa desde 2017. Sin embargo, su historia de amor se mantuvo en secreto hasta 2020, cuando el periodista contrajo COVID-19 y estuvo gravemente enfermo.
Durante este periodo, Lucía se convirtió en la portavoz de Feinmann, informando sobre su estado de salud a los medios. A pesar de la atención pública, la pareja ha optado por mantener su romance alejado de los reflectores y no comparten fotos juntos en sus redes sociales.
Lucía Auat, abogada nacida en Santiago del Estero, ha tenido una destacada carrera en el sector público. Ocupó cargos importantes durante la gestión de Mauricio Macri, incluyendo la titularidad de la unidad de auditoría interna del Organismo Regulador del Sistema de Aeropuertos (ORSNA), el Ministerio de Agricultura y la Lotería de la Ciudad de Buenos Aires.
Esta conexión profesional con el entorno político de Macri explica en parte la estrecha relación entre Feinmann y el expresidente, quien en una entrevista radial en 2021 felicitó al periodista por su inminente paternidad, sorprendiendo a la audiencia.
El 2 de octubre de 2021, nació Esmeralda, la hija de Eduardo Feinmann y Lucía Auat, en el sanatorio Otamendi. Este acontecimiento marcó un hito en la vida de la pareja, llenando de alegría y luz sus días. Aunque Feinmann es conocido por su carácter recio y taxativo en los medios, la llegada de Esmeralda ha mostrado una faceta más cariñosa y paternal en su vida privada.
Sus colegas y amigos cercanos comentan que el periodista se ha convertido en un "papá baboso", aunque sigue manteniendo su estilo tajante y firme al aire.
A lo largo de su relación, Eduardo y Lucía han optado por la discreción, evitando la exposición mediática. Pocas veces se los ha visto juntos en público, asistiendo solo a eventos muy específicos y generalmente invitados por amigos íntimos. En las raras ocasiones en que se han captado imágenes de la pareja, estas han sido divulgadas por los medios, no por ellos.
Lucía, por su parte, mantiene un perfil bajo en las redes sociales, limitando su actividad a un círculo muy cerrado. Esta decisión de mantener su vida privada fuera del alcance del público es coherente con su deseo de alejarse de la exposición mediática.
El vínculo entre Eduardo y Lucía ha demostrado ser sólido y basado en el amor y el respeto mutuo. A pesar de las adversidades y la atención pública, han logrado construir una familia unida y mantener la privacidad que tanto valoran.
La llegada de Esmeralda no solo ha fortalecido su relación, sino que también ha aportado una nueva dimensión de felicidad y plenitud a sus vidas.